La actualidad sociopolítica de Senegal está marcada por una serie de protestas populares recurrentes, que son manifestaciones de la crisis del Estado de Derecho.
Desde la detención del líder de la oposición, Senegal ha sido escenario de enfrentamientos entre jóvenes y fuerzas de seguridad. Esta detención se considera la enésima de las cábalas políticas orquestadas por el Estado senegalés contra su formidable opositor Ousmane Sonko con el fin de cuestionar su credibilidad ante la población senegalesa.
El país considerado habitualmente como una isla de estabilidad en África Occidental se está hundiendo en la violencia. Durante los últimos cinco días, pasando por Dakar, Saint-Louis, Ziguinchor, Kaolack, Louga, Diourbel, Tambacounda, hemos asistido a escenas de saqueo, de pillaje, la calle está desatada, la escena es inusual en los lugares públicos, se lanzan piedras por todas partes, se queman neumáticos, se queman casas, se queman comisarías y juzgados, se desmantelan quioscos y se apedrean vehículos. Toda esta violencia está causada por la violación de la democracia y de la libertad de los ciudadanos.
El Estado en sus maniobras ha procedido a:
- La restricción de Internet y las redes sociales.
- El cierre de dos canales de televisión: SenTV y Walfadrji.
- La detención de muchos manifestantes y líderes de opinión.
Como joven muy implicado en mi comunidad, ya no reconozco a mi país. Es lamentable que una nación como Senegal, que siempre ha vivido en paz, el país de la Téranga [1], la hospitalidad y la convivencia, este viviendo una situación así.
Es muy deplorable en un país donde no hace ni tres meses cientos de jóvenes perecían en el mar al intentar emigrar por su situación tan precaria, otros sigan cayendo bajo las balas de las fuerzas del orden (abusos policiales). Es como si la juventud ya no representara la esperanza de este país, como si la dignidad humana ya no tuviera valor en mi querido país. En este sentido, me inclino ante la memoria de todas las personas asesinadas injustamente por haber querido defender un derecho constitucional.
- Mansour Thiam :
- BounamaSané :
- Modou Ndiaye :
- Cheikh Coly : 20 ans
- Sadio Camara : 18 ans
- Moussa Dramé : 35 ans
- Alassane Barry : 17 ans
- Pape Sidy Mbaye : 20 ans
- Famara Goudiaby : 20 ans
- Baye Cheikh Diop : 17 ans
- Cheikhna Ndiaye : 21 ans
¡Que el Todo poderoso acoja sus almas en el paraíso!
Dado que el poder religioso tiene una fuerte influencia en las decisiones políticas del país, varios resortes de mediación que se habían activado incluso antes de las manifestaciones por parte de los guías religiosos (Jalifa General de los Múridas, Jalifa General de Medina Baye) para calmar el problema han quedado en nada. Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su Secretario General para África Occidental y el Sahel, Mohamed Ibn Chamba, se ha pronunciado sobre la serie de actos de violencia, pidiendo contención e instando a las autoridades senegalesas a asumir su responsabilidad para rebajar la tensión y garantizar el derecho constitucional a manifestarse pacíficamente. Y sin embargo, durante décadas, los ciudadanos honestos han luchado por la democracia y el Estado de Derecho para mi querida nación. Desde entonces, hemos tenido dos alternancias con duras batallas para preservar esta democracia. ¿Es aceptable que hoy nos quedemos de brazos cruzados para que este logro esté en el suelo, es normal que privemos a los ciudadanos de su derecho a manifestarse pacíficamente, lo que es un derecho constitucional? Es inaceptable y esto es lo que ocurre en Senegal con este régimen presidencial.
Yo, Oumar Diallo, condeno enérgicamente la serie de actos de violencia que se han orquestado contra la juventud senegalesa. Por la estabilidad del país y por una paz social duradera, el Estado debe liberar a todos los presos políticos, detenidos ilegal y arbitrariamente, restablecer la señal de las dos cadenas de televisión (Walfadjri y SenTv) acusadas de incitar a la violencia tras haber emitido «en bucle» imágenes de la manifestación y permitir a la población expresarse libremente, respetando su derecho a manifestarse de forma pacífica.
Es cierto que la tensión se ha disipado un poco mientras hablo, pero los riesgos de que el país caiga en manifestaciones mucho más violentas siguen ahí.
Es un hecho que en las sociedades donde la injusticia es habitual, la violencia se convierte en algo común, pero nunca nos rendiremos mirando cómo Senegal se convierte en un caldo de cultivo de la violencia y la injusticia.
Sin embargo, somos conscientes de los desafíos del mundo y de la comunidad de responsabilidades que todos compartimos hacia nuestra patria, y por estas razones instamos a los actores a promover el diálogo. Esto se convierte en un imperativo ético para cualquier ciudadano que aspire a construir una paz duradera, al tiempo que intenta comprender que nunca ha habido una guerra que haya terminado en un campo de batalla.
Juntos por una convivencia pacífica y democrática.
Notas
[1] En wolof, Teranga viene de «teer/teerul», que significa acoger. Hace referencia a los valores de hospitalidad, de compartir y de solidaridad de los senegaleses.
Autor : Oumar DIALLO
Licenciado en Ciencias Sociales de las Religiones
Estudiante de Socio-Antropología en la UGB (Saint-Louis)
Miembro de la organización Mundo Sin Guerras y Sin Violencia