POEMA 

 

 

 

 

 

No son las paredes

Las causantes de nuestro encierro

No son las ventanas traslúcidas

Las que nos impiden ver la luz

Ni las ventanas cerradas o abiertas, da igual,

Las que nos impiden respirar el aire fresco

Que renueva nuestro entorno

Sino más bien la oscuridad de nuestra mente

La que no nos permite ver.

Es el confinamiento de nuestro cerebro

El que impide que el aire fresco entre en nuestros pulmones

Somos en definitiva nosotros mismos

Los que creamos el más duro encierro

Somos nosotros mismos los que

Apagamos la luz de nuestra mirada

Somos nosotros mismos

Nuestros peores carceleros

Nadie nos ha pedido que encerremos nuestras mentes

Tan solo debemos encerrar nuestros cuerpos

Pero si fuésemos capaces, si consiguiéramos liberar nuestras mentes

Si fuésemos capaces de hacer volar nuestros cerebros

De liberarlos de la depresión del encierro

Entonces podríamos caminar por nuestros bosques,

Por grandes espacios abiertos

Navegar por los grandes mares azules

Respirar los fríos aires de las montañas

Entonces y solo entonces no habrá encierros

Por más largos que estos sean que no podamos soportar.