POEMA
El rico olor a naranja,
flotaba por los caminos llenos de polvo,
bajaba firmemente hasta llegar al río.
Levantaba mis más bellos instintos.
El olor a naranja,
bañaba mis cabellos ondulados,
mi nariz viajaba al centro del horno
Y mi mente saboreaba la rebanada de panque.
El pastel de naranja,
salía esponjoso como algodón
El humo transpiraba de sus costados
Mis ojos brillaban al mirarlo.
Mi cuerpo pedía que mi abuela trajera el cuchillo,
y así cortar una rebanada
Inhalaba el último aroma de naranja,
mientras mi boca se llenaba de pastel delicioso.
Mi boca enmudecía ante el sabor,
mis llantos se convertían en alegría,
mis cansancios cesaban,
y mis sentidos se llenaban de flores de naranjas.
Mi abuela disfrutaba tanto vernos felices
Y ya sabía cuando nuestros pequeños cuerpos,
iban a invadir su territorio,
para zambullirnos en aromas y sabores.
Sólo mi abuela sabía hacernos felices,
porque con sus cálidas manos convertía la naranja en pan,
el ambiente en aroma,
los sentidos en solidaridad,
y el amor en transformación.