Por Karla Mijangos
El fenómeno de la COVID-19, a nivel mundial, no sólo ha dejado a su paso muertes, rupturas familiares, ahonde de las desigualdades sociales y transformaciones en el sistema educativo. La COVID-19 también ha permitido ver y tocar aquello que siempre estuvo en el alma de la sociedad, pero que no habíamos aprendido a conversar y convivir con ello.
Uno de los velos que hoy se desprenden tiene que ver con los aspectos psicológicos y emocionales de las personas que habitan las sociedades. A este respecto, hoy la COVID-19 también develó que quienes nos cuidan dentro de los hospitales, son los que sufrieron de primera mano el impacto de esta pandemia y a quienes hoy necesitamos intercuidar.
En este sentido, traer del encierro del pasado el tema del dilema moral, es partir de las incertidumbres y conflictos por lo que los y las profesionales de la enfermería atravesaron durante esta pandemia y que, a muchos de ellos, los tiene bajo esta inconmensurabilidad. Es en este razonamiento, que investigadores de España, Brasil, México, Argentina y Perú decidieron comprender este fenómeno en profundidad, con el objetivo de ofrecer mejores alternativas para quienes nos cuidan. En este entendido, hoy conversamos con la Dra Verónica Tíscar González (responsable de investigación enfermera en el Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba y profesora colaboradora de la Escuela de enfermería de Vitoria-Gazteiz de la Universidad del País Vasco).
REHUNO: Hola Verónica. Como enfermera e investigadora principal de este proyecto, nos gustaría que nos comentes ¿Cómo surge este estudio?
Verónica: Este proyecto surge lógicamente como necesidad y en consecuencia de la situación vivida en la pandemia COVID-19 a nivel mundial que ha supuesto un impacto en todos los y las profesionales de la salud; sobre todo, en la primera ola en la que los recursos fueron más limitados, no se conocían bien aún los mecanismos de transmisión, las medidas y circuitos de prevención y los protocolos eran cambiantes. Ante esta situación, muchos de los estudios que se han realizado durante el año 2020 y parte del 2021 se han enfocado a la valoración del impacto emocional en los y las profesionales de la salud que han actuado en primera línea durante la pandemia. Al respecto, dichas investigaciones han arrojado datos preocupantes en cuanto a la afectación en la salud mental de los mismos.
Por otro lado, hay que considerar que cualquier decisión que se tome en la gestión, a nivel micro, meso o macro, en situaciones de tal envergadura como la vivida, conllevan una serie de connotaciones éticas, porque existen situaciones en las que esa falta de recursos inicial, ha podido llevar a las y los profesionales a tener que priorizar la atención de pacientes que, en situaciones normales, se habrían beneficiado de una atención sanitaria. En general, esto es algo que sucede en situaciones de catástrofe (accidentes con múltiples víctimas, por ejemplo), pero a lo que no estamos habituados en la continua atención sanitaria, menos en un sistema de salud público como el nuestro.
Asimismo, hay otra serie de principios y derechos de los pacientes que se han podido ver transgredidos y, valores que han entrado en conflicto. Por ejemplo, las restricciones de las visitas familiares y la vulnerabilidad del principio de autonomía, en algunos casos. En términos generales, se puede decir que se ha actuado de la mejor forma posible, y adoptando las mejores medidas desde el punto de vista epidemiológico, no me cabe duda y no lo cuestiono, pero la situación ha hecho que los y las profesionales de la salud hayan tenido que hacer frente, además, a estos otros planteamientos más subjetivos y morales.
REHUNO: ¿El tema del dilema moral ya era parte de tus intereses particulares o surge ahora con la pandemia?
Verónica: Mi sensibilidad por el fenómeno de moral distress era previo a la pandemia. Llevo muchos años participando en el Comité de ética asistencial, primero en la OSI Bilbao Basurto, ahora en OSI Araba (Osakidetza). Tanto es así que, una parte de mi tesis doctoral trató sobre esta temática, aunque en un contexto mucho más específico como es la reanimación cardiopulmonar.
REHUNO: ¿Y por qué pensar este proyecto a nivel internacional? Y ¿Cómo se fueron seleccionando los países participantes?
Verónica: Durante una estancia de investigación en la Universidad de Toronto, en Canadá, coincidí con la Dra Carol Caram, profesora de la Universidad de Minas Gerais, en Brasil. Ella también abordaba ese tema en su tesis doctoral. Entonces conociendo esa inquietud y esa sensibilidad común que teníamos ambas, surge esta oportunidad de colaboración internacional. En general, la situación que vivimos en nuestro país es similar al que han vivido compañeras de otros países, por tanto, si deseamos conocer o de alguna forma establecer un marco estratégico para futuras situaciones pandémicas, ¡que ojalá no se repita!, debemos apuntar desde una forma más global y macro sobre lo que ha sucedido, para poder proponer varias áreas de mejora, haciendo esa comparativa y buscando el impacto a nivel de políticas sanitarias.
Entonces, sí que el interés surge de un equipo de investigadores e inquietudes muy concretas sobre la Bioética, pero la oportunidad de hacer esta investigación a nivel internacional era fundamental. Por tanto, tú Karla Ivonne Mijangos Fuentes (de México) eres otra pieza clave, por esa sensibilidad especial que tienes con todo lo que es el cuidado y la humanización del mismo; y así surge la unión de estos tres países, pero más pensando en el equipo que en el país. En España el equipo se completa con la Dra Mayte Moreno de Investen-Isciii y el Dr Joan Blanco de la Universidad de Lleida, referentes nacionales en investigación en cuidados y piezas clave en la composición de este puzle.
Posteriormente, ya la unión de otros países como Argentina y Perú fue casi casual, porque a la hora de hacer la difusión del estudio por redes sociales, surge el interés de estos países, debido a situaciones muy similares a las nuestras; por la idiosincrasia, el contexto y muchas cosas en común que debemos mostrar y poner sobre la mesa, sobre todo, en el hecho de poder diseñar políticas sanitarias para que en un futuro eso no vuelva a suceder y podamos actuar de otra forma. Aquí se unen al equipo, Sergio Oscar Alunni liderando en Argentina y Janet Mercedes Arévalo Ipanaqué en Perú.
REHUNO: ¿Qué beneficios se esperan obtener con esta investigación?
Verónica: Muchos de los dilemas éticos que han surgido entre los y las profesionales estaban relacionados con la humanización del cuidado con la que estábamos acostumbradas a trabajar y por la que abogamos enfermeros y enfermeras. sobre todo, al inicio de la pandemia, en la que, por desconocimiento, por miedo, por la virulencia, por la gravedad de esa primera ola, en algunos casos, pues ha habido pacientes que han estado solos en los momentos finales y que de alguna forma vieron disminuidos sus principios como el de la autonomía.
Asimismo, en algunas de las entrevistas en profundidad que ya hemos realizado, una de las profesionales comentaba que el tiempo que se estaba normalmente con los y las pacientes al inicio se redujo al mínimo por el miedo, entonces los cuidados integrales se vieron también afectados. Es decir, los y las pacientes que son el centro del cuidado, en esos momentos tan agudos, pasaron a ser de alguna forma objetos del cuidado, sobre todo insisto, en la primera ola o tsunami, pero es una realidad que se ha vivido.
En general, yo creo que el impacto que puede tener este estudio es, recoger esos testimonios de las enfermeras y, sobre todo, a futuro, el abogar por esa rehumanización de la atención, como el hecho de recuperar la presencia de los familiares en el proceso del cuidado, así como el invertir en infraestructuras que humanicen dicha acción.
REHUNO: ¿Deseas agregar algún último mensaje sobre este proyecto colaborativo?
Verónica: Quiero destacar el esfuerzo y la entrega de las enfermeras, al igual que el resto de miembros de los equipos multidisciplinares, por tratar de acercar y humanizar el cuidado, porque incluso en esas situaciones tan delicadas y tan restringidas como las que he descrito anteriormente, han surgido iniciativas como el tema de las videollamadas de los y las pacientes con sus familias, lo que hizo que los familiares pudieran estar en contacto o incluso que se pudieran despedir de sus seres queridos. Además, cabe destacar el trabajo colaborativo con otras disciplinas, las cuales al igual que las enfermeras, se han readaptado a la situación y han desarrollado competencias y funciones que, de entrada, no eran suyas, pero las hacían sólo con el fin de arrimar el hombro.
Creo esa es la parte positiva que nos tenemos que quedar de la pandemia y que, hay que ponerle voz, por supuesto. Dentro de todo lo malo y el caos, insisto en esa fase inicial o primera ola (tsunami), al que le siguieron más olas que, aunque eran grandes también ya estábamos más preparados en todos los sentidos. Pero en esa primera ola hay que destacar la profesionalidad de enfermería y de todos los y las profesionales de la salud (médicos, auxiliares, celadores, técnicos, personal de limpieza, etcétera) que arrimaron el hombro.
REHUNO: Finalmente Verónica al cierre de su entrevista, invita a todos los y las profesionales de la enfermería de España, Brasil, México, Argentina y Perú y, quienes hayan estado atendiendo a personas con COVID-19, a participar de este maravilloso proyecto que buscar dar visibilidad y voz a estas otras subjetividades que se encierran en el ejercicio de la profesión del cuidado, y que son muy necesarias de mostrar y tratar a través de políticas sanitarias, las cuales deben apuntar hacia la humanización del cuidado a la persona y al profesional.