Las potencias que componen el G7 (Reino Unido, Francia, Italia, Canadá, Japón, Alemania y Estados Unidos) alcanzaron un acuerdo histórico ayer sobre un impuesto armonizado para las grandes empresas. El objetivo es que las multinacionales tributen donde obtienen sus beneficios y no solo donde están registradas, que a menudo son paraísos fiscales.
Este sábado luego de una reunión que duró dos días en Londres, los países que conforman el el G7 (Reino Unido, Francia, Italia, Canadá, Japón, Alemania y Estados Unidos) alcanzaron un acuerdo histórico sobre un impuesto armonizado para las grandes empresas, al tiempo que se comprometieron con el cambio climático, la ayuda a los países más pobres y la recuperación posterior a la pandemia.
El tema principal tratado en la reunión fue una reforma fiscal basada en dos pilares:
El primero define los métodos para gravar los beneficios de las empresas y distribuir esos ingresos fiscales de forma más justa. El objetivo es que las multinacionales tributen allí donde obtienen sus beneficios y no solo donde están registradas, que a menudo son países con baja presión fiscal. Esta medida se aplicará a las empresas internacionales con un margen de beneficios de al menos el 10%. El acuerdo establece que, por encima de este umbral, el 20% de los beneficios obtenidos se gravarán en los países en los que operan las empresas. Una disposición especialmente dirigida a los grandes grupos tecnológicos estadounidenses, que están cosechando beneficios récord y que en muchos casos se han beneficiado durante la pandemia.
El segundo pilar de esta reforma prevé un tipo mínimo global del impuesto de sociedades de al menos el 15% para crear unas reglas del juego comunes y evitar una competencia fiscal excesiva. El comunicado no precisa si los países que ya tienen un impuesto sobre los gigantes digitales, como el Reino Unido, tendrán que abandonarlo para dar paso a la reforma. Aunque el ministro de Finanzas del Reino Unido, Rishi Sunak, aseguró que era la intención de Londres.
Los países del G7 dieron también un gran paso para exigir a las empresas que revelen su riesgo climático, algo que consideran crucial para la transición energética, pese a las reservas de las ONGs y a que todavía no se alcanzó un acuerdo a nivel mundial.
«Somos favorables a la publicación obligatoria de los datos financieros relacionados con el clima, que proporciona información fiable y útil para la toma de decisiones a los participantes en el mercado», indicó el G7 de Finanzas en su declaración al final de la reunión de Londres.