De las muchas formas de violencia que el ser humano es capaz de ejercer, física, económica, racial, sexual, etc., la violencia psicológica es quizás la forma más arraigada en nuestra sociedad. Su manifestación es sutil, no visible, por lo que en la mayoría de los casos se hace muy difícil reconocer, detectar y demostrar, a pesar de que cada vez hay más personas que la sufren y que la ejercen. Encontramos violencia y abuso psicológico en el trabajo, en las empresas, en las escuelas, en las relaciones de pareja y también en los hogares.
El pasado 21 de marzo se empezó a emitir en la televisión española una serie documental “Rocío, contar la verdad para seguir viva” que está sacudiendo a toda la sociedad. Se trata del testimonio de Rocío Carrasco, persona muy popular por ser hija de Rocío Jurado, cantante muy reconocida, no solo en España sino en toda Latinoamérica, y que falleció hace quince años justo hoy.
A lo largo de los doce capítulos que dura la serie documental, semana tras semana Rocío Carrasco va relatando con todo detalle la violencia psicológica que ha sufrido durante los últimos veinticinco años, no solo por parte de su expareja, sino también por la prensa rosa que se ha hecho eco de todas las mentiras que se han ido contando sobre ella. Durante su testimonio detalla el infierno que ha vivido, el pánico al que se ha visto sometida y como él ha conseguido quitarle a sus dos hijos, poniéndolos totalmente en contra de ella. El relato es tan verdadero, tan sórdido y tan brutal que ha conseguido remover las conciencias de toda una sociedad.
Las denuncias por violencia machista recibidas han aumentado más de un 40% desde que se empezó a emitir la serie por televisión. Son muchas las mujeres separadas o divorciadas que se han visto reflejadas en el documental, que han tomado conciencia y se han dado cuenta de que lo que les estaba sucediendo a ellas no eran hechos aislados.
A pesar de que el testimonio es una clara denuncia al machismo social e institucional, la realidad es que la violencia psicológica y parental también la sufren algunos hombres por parte de sus exparejas. Y sobre todo los hijos, las grandes víctimas. Y es que la violencia campea a sus anchas, no distingue edades, sexos, clases sociales o razas, dificultando así todo progreso humano. Es tiempo de convertir el odio, de dejar de buscar venganza, es tiempo de sentir repugnancia y hastío por cada gesto de violencia que encontremos dentro o fuera de nosotros. Tiempo de dejar de guardar silencio ante cualquier forma de maltrato, tiempo de dejar de buscar culpables, tiempo de decir: ¡basta!
El pasado mes de mayo se publicó el siguiente escrito en estilo epistolar dirigido a Rocío Carrasco, en el que varios grupos de padres y madres afectados por similares circunstancias se hacen eco y dan apoyo y testimonio a la verdad contada en el documental.
Antonia Utrera
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Estimada Rocío Carrasco,
Somos varios grupos de padres y madres de diferentes lugares de España que intercambiamos experiencia desde hace años con el objetivo de apoyarnos y ayudarnos a superar las situaciones de maltrato y abuso psicológico que estamos sufriendo, tanto nuestros hijos como nosotros mismos, por parte de nuestras exparejas.
En algunos casos los vínculos con nuestros hijos se rompieron hace años, o están en plena crisis rompiéndose en estos momentos. Otros hemos conseguido recuperar a nuestros hijos y estamos tratando de reconstruir los lazos afectivos tan dañados.
Hemos seguido con mucho interés tu testimonio y queremos expresarte nuestro profundo agradecimiento por poner luz a tanta oscuridad.
La situación de maltrato psicológico y físico que relatas, invisibilizado por la falta de conocimiento por parte de la sociedad y las instituciones, es un claro espejo del dolor y el sufrimiento que venimos padeciendo diariamente en la relación con nuestros hijos. Te sorprenderías tanto como nosotros de las muchas coincidencias entre tus relatos y los nuestros.
La psicopatología de las personas que han alienado a nuestros hijos poniéndolos en contra nuestra, obedecen todos a un patrón de comportamiento que pareciera de manual de DSM 5, coinciden totalmente. Por eso al escucharte nos hemos visto todos y todas sin excepción, reflejados en tu historia. Y nos hemos emocionado contigo. Algunos de nosotros hemos recuperado finalmente a nuestros hijos, aun así hemos de decirte que la herida tan profunda deja secuelas importantes. Algunos de nuestros hijos están bajo tratamiento psicológico, se necesita tiempo para superar un trauma de este calibre. Otros lo han superado totalmente, convirtiendo su vivencia en un propósito vital de ayuda a los demás.
Como tú, nos hemos dirigido al Defensor del Menor y al Defensor del Pueblo, quienes también nos han respondido con un “dígaselo al Juzgado”.
Como tú, hemos recibido maltrato de nuestras exparejas (tanto hombres como mujeres).
Como tú, hemos recibido de nuestros hijos los ataques, mentiras y desprecios y hemos soportado sus hirientes palabras y su alejamiento durante años, sin saber que nada de todo ello salía de sus corazones, sino de sus mentes distorsionadas infundidas por el trastorno del otro progenitor, que usó a estos como armas y escudos en su propio beneficio.
Como tú, hemos sufrido la mala praxis de muchos de los psicólogos judiciales con sus diagnósticos evaluados en visitas rápidas de no más de media hora, en los cuales los jueces se apoyan totalmente a la hora de dictar sentencia.
Como tú, nos hemos visto impotentes para proteger a nuestros hijos, desprotegidos como estamos por los psicólogos clínicos que no se atreven a diagnosticar con claridad.
Como tú, hemos sufrido la injusticia y la incompetencia de la Justicia.
Como tú, nos hemos visto desamparados por familia y amigos, y hasta atacados a veces, en muchos de nuestros casos.
Como tú, hemos vivido y muchos seguimos viviendo como almas en pena, con tratamiento psicológico, luchando contra Goliats, totalmente desvalidos, desesperados, hundidos por una Justicia y una Sociedad incapaz de comprender lo que está pasando, sabiendo que no somos casos excepcionales, sino muchas las personas que están padeciendo la misma situación.
Como tú, estamos en proceso de recuperarnos y empoderarnos.
Afortunadamente existen algunos profesionales, muy pocos, que se han especializado en Abuso Psicológico Infantil por Alienación Parental, tales como el abogado Cesar Martín, el psicólogo Julio Bronchal Cambra, la Fundación Filia con sus nuevas promociones de coordinadores parentales, y psicólogos clínicos internacionales como el Dr. Craig Childress o el psiquiatra argentino Hugo Marietan.
Necesitamos que la sociedad y las instituciones, tanto psicológicas como judiciales revisen los conceptos y procedimientos que se aplican en los divorcios altamente conflictivos, ya que detrás hay parentalidades patogénicas, sin importar el género. Sacar a los niños de la presión judicial es imprescindible, dejarlos al margen de la guerra psicológica es imprescindible, apartarlos de un progenitor abusivo con trastorno es imprescindible y proteger a los niños sin por ello quebrar sus lazos de familia. Es importante que los vínculos paterno y materno filiales sean sanos para que las nuevas generaciones crezcan sanas. Y toda ayuda hoy, es poca.
Muchas gracias, Rocío, por la valentía de tu testimonio.
Quedamos a tu disposición y a la de otros afectados que puedan necesitarlo.
Recibe un afectuoso abrazo,
GRUPO RECUPERANDO CORAZONES
ASOCIACIÓN ARESAP
Abuso Psicológico Infantil
e-mail: recuperandocorazones@gmail.com
Lecturas recomendadas:
“El Abuso de debilidad y otras manipulaciones ” de Marie France Hirigoyen.
“El Acoso moral” de Marie France Hirigoyen.
“SAP. Síndrome de alienación parental: Hijos manipulados por un cónyuge para odiar al otro” de José Manuel Aguilar Cuenca.