Abrimos esta segunda serie de Constructoras de Futuro, con la abogada y activista saharaui, Loueila Mint, protagonista del documental Aquí estamos de Javier Ríos, en el que se cuenta la grave situación de los migrantes que llegan a Canarias desde África.

‘Aquí estamos’ se estrena en estos días en diferentes ciudades de España.

Pueden ver la entrevista en vídeo y también leer esta nota en la que rescatamos algunos fragmentos de la misma. 

 

Hablamos con Louelila Mint El Mamy, abogada saharaui y residente en Canarias. Lala, para los amigos, trabaja defendiendo a los migrantes que llegan desde África a Canarias por vía marítima, jugándose la vida al negárseles un visado.

En su perfil de twitter se lee: “Abogada saharaui, con el corazón en Canarias. Creo en la amabilidad y la ternura como posicionamientos políticos.”

“Esa frase es de Roy Galán, un escritor que yo adoro. Me siento muy identificada con lo que dice. Y él relata que no hay nada más revolucionario que tratar bien a los demás. Esta es mi filosofía”, nos ha confesado.

Lala nació y pasó sus primeros años en un campamento de refugiados en el Sáhara Occidental. “Hasta los ocho años una no es consciente de dónde está, de cómo está…”, dice. “Lo que le importa es jugar, ser feliz, estar con tu familia. Y yo podía jugar con mis primos, mis hermanos y criarme en un entorno que considero que fue sano. Después, para los adultos, la realidad es totalmente diferente. Estás en una zona de las más inhóspitas del mundo, en mitad de un desierto donde no hay nada alrededor, al sur de Argelia, en Tinduf; estás viviendo de la ayuda humanitaria, te han echado de tu país pensando que era algo provisional, pero al final llevas más de 45 años…”

Todo esto es lo que hace y empuja a que las personas migren. Para mí, migrar es un derecho y como tal lo proclamo y lo reclamo”.

 “Como migrante a la que le ha tocado esa realidad por vivir expulsada de su país, no puedo separar lo que soy como migrante, refugiada, mujer y africana de lo que voy a contar. Si lo que buscáis es que sea objetiva e imparcial no puedo serlo, porque obviamente yo he vivido lo que es que repartan tu país, destrocen y dividan a la familia, que unas vivan bajo la ocupación…”

“El Sáhara Occidental fue colonia española hasta el año ’75. España la abandona, ilegalmente firma unos acuerdos tripartitos, y vulnerando el derecho internacional cede un territorio que no es suyo a Mauritania y a Marruecos. Hoy en día, Marruecos pisotea nuestra identidad, nuestra nacionalidad y nuestros derechos. Si España no hubiera entrado, no se hubiera llevado todo lo que se está llevando en acuerdos comerciales con Marruecos, si no se vendieran armas a Marruecos, si no se firmaran acuerdos de todo tipo —pesqueros, comerciales, de saqueo de recursos naturales— pues yo no hubiera salido de mi pueblo. Si mi pueblo no hubiese sido ocupado, tampoco hubiera salido.”

Yo probablemente, fui de las refugiadas, de las migrantes privilegiadas porque salí en avión, porque trabajo de lo que quiero, porque pude estudiar, me pude formar, tengo a mi familia aquí, estoy sana, mis preocupaciones son de primer mundo, tengo privilegios y un bienestar social diario donde soy consciente de que esos mismos privilegios se sostienen porque hay otras personas que no [los tienen] y que son las mismas personas a las que yo presto asistencia en dependencias de comisaría, de juzgado y demás. Y esto, me sitúa en una posición de responsabilidad que yo siempre digo que uno la pueda asumir o puede hacer que no existe y que no la vea. Pues todo eso me ha hecho encaminar a ser activista o a luchar por lo menos dentro de movimientos sociales en la medida de lo posible por concienciarme y concienciar a mi entorno.

Los números de la inmigración “ilegal”

Antes de detallar la situación que se vive en Canarias, Lala explica algo que muchos “pasan por alto”: “las personas migrantes y concretamente las africanas, no están pudiendo salir de sus países de origen porque no se les dan visados. Un visado para alguien que tiene familia en España, que tiene medios económicos es inviable, es algo imposible. Es decir: salir de una forma digna, legal y segura, en un avión, con un billete y en las mismas condiciones que lo haríamos el resto, no es posible y esta situación les empuja a tener que buscar un mecanismo que es el peor de todos, que es jugarse la vida, meterte en una lancha neumática, un cayuco o una embarcación tipo patera sin saber cuál es su rumbo y cuál es tu destino.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y el informe de la frontera sur de la Asociación Pro derechos humanos, el año pasado llegaron 41 mil personas de manera irregular, lo que representa un 4% de la inmigración. Lo que supone que siempre se pone el foco —y es un problema que tenemos tanto de los medios de comunicación, la narrativa que se emplea, los discursos de auge de xenofobia, todo lo que estamos viendo— es sobre un 4% de la inmigración en su totalidad… Al final la inmigración —precisamente porque es un derecho y es algo natural y es algo innato en las personas— no se puede frenar, no se puede contener y buscan todos los mecanismos para hacerla y al final con la ruta Canarias dentro de todas las rutas [de inmigración irregular] que hay, supone la mitad por lo menos el año pasado. Fueron 23.000 personas que entraron.

La ruta canaria

Es una ruta que surge como alternativa a la represión y militarización de las zonas del Mediterráneo: norte de Marruecos, Argelia, Libia, Túnez… y porque las Islas Canarias están cercanas a África.

Pero no es el lugar de destino de los inmigrantes, sino trampolín para dirigirse a Europa. Sin embargo, hasta abril, se ha vivido que llegaban a las islas y se encontraban atrapadas, privadas de la posibilidad de salir, aún teniendo pasaporte en vigor, familia… vulnerándose todos sus derechos al permanecer retenidos hasta 60 días sin haber cometido delito alguno, únicamente por una falta administrativa al no llegar con visado. Algo parecido, en cuanto a gravedad, a no utilizar la mascarilla como medida anti-Covid.

El pueblo salva al pueblo

Por otro lado, pese a que la primera patera llegó a Canarias hace 26 años, no hay recursos suficientes para la acogida por parte de las instituciones, “la acogida no está siendo tal… y no queremos que se repitan parches que vulneran derechos fundamentales y derechos humanos: privación de libertad, vulneración de la dignidad, invisibilización de las personas que llegan, deshumanización…”. Ante la falta de respuesta institucional y el desborde de las ONG’s y frente a una situación muy sensible que se vivió en el 2020, fue el mismo pueblo el que dio respuesta, con apoyo jurídico, vivienda, acompañamiento… “yo creo que, en un estado democrático de derecho, que el pueblo salve el pueblo es maravilloso porque al final un poco es cómo funciona el sistema, pero debe ser obligación de las administraciones públicas… Por suerte, Canarias ya no es una cárcel y las personas pueden seguir su tránsito”

“Ellos están aquí, porque nosotros estamos allí… si España no me hubiera colonizado, yo no hubiese venido”

Una de las respuestas populares fue la creación del colectivo “Aquí estamos”, en la Laguna (Tenerife), que da nombre al título del documental de Javier Ríos y que protagoniza Lala, entre otras personas.

Lala reconoce que, muchas veces, es más fácil llegar a la gente a través de la cultura, y que Javier Ríos, su director, ha sido muy generoso al utilizar su posición pública para llamar la atención sobre el problema, mostrando algunos aspectos: que migrar no es un delito; que las personas que llegan no pueden ser invisibilizadas y criminalizadas por el solo hecho de haber cometido una falta administrativa; que detrás de cada embarcación hay seres humanos, con una madre, un hermano…  y destaca el claro mensaje  de otro de los protagonistas de la película, el profesor de la Universidad de la Laguna, Víctor Martín Martín: “Ellos están aquí, porque nosotros estamos allí.” “Y esa es la realidad —concluye Loueila— las empresas, el saqueo, la cooperación al desarrollo, la colonización en pleno siglo XXI, el extermino de todo tipo de posibilidad del continente africano y también el latinoamericano… Un poco es “si España no me hubiera colonizado, yo no hubiese venido”.