¿Qué rol desempeñaron el Estado Nacional, el gobierno provincial y el poder jurídico de Río Negro, el capital extractivo, la institución policial y los medios de comunicación (locales y nacionales) en el fusilamiento de Elías Garay?
Como en los penales, a Elías Garay le quitaron la guardia de los pasillos, para dejar ingresar a su celda (acampe sitiado) a policías de civil que lo ultimaron de un balazo en la cabeza e hirieron de muerte a un compañero. Es evidente: hubo una planificación.
Los autores intelectuales de este doble atentado esperaron a que pasaran las elecciones, esperaron a que el acampe humanitario (para colaborar con la lof Quemquemtreu que el gobierno provincial mantuvo 52 días aislada) se levantara. Esperaron a que solamente quedara un cordón policial —que impidió en todo momento el acceso de personas, comida y abrigo hacia el interior de la comunidad. Esperaron a que sólo quedara en el escenario la comunidad aislada y el cerrojo policial. En ese contexto, ingresaron dos hombres robustos (el dato es relevante) y armados con escopetas calibre 22 dispararon con un sólo objetivo: ¡matar a un indio, para disciplinar al resto! Para espantar.
Desde un primer momento no se sabía cuántas y qué personas se encontraban en la lof. Sólo se sabía que eran parte de la lof Quemquemtreu y que aguardaban en un “bosque de pinos”, resguardados cerca del fuego y el cerro, esperando ser sacados por la fuerza en cualquier momento (incluso hasta este momento, siendo las 18 hs del lunes 22 de noviembre, no sé sabe cuántas personas hay al resguardo de la lof y en qué estado se encuentran).
Días previos a este asesinato, varios medios locales, como por ejemplo el Diario Río Negro (propiedad de Clarín), se encargaron de dirigir una fuerte campaña mediática para vincular el arresto de tres hombres en la frontera del país con la supuesta actividad terrorista que se le adjudica a la lof Quemquentreu. En un sólo día (7 de noviembre de 2021) el Diario Río Negro publicó seis artículos utilizando las frases “con terroristas no se negocia”, “activista mapuche”, “conflicto mapuche” y “no vamos a permitir que se altere la paz social”. Esta última frase corresponde al Fiscal General de Neuquén José Gerez, quien viajó a Chile con el objetivo de articular estrategias por parte de ambos estados para combatir esta “problemática” étnica. “Seremos implacables para impedir el ingreso de grupos anárquicos”, advirtió Gerez. Mientras que, durante los mismos días, el Ministro de Seguridad de la Nación, Anibal Fernández, hizo referencia en su cuenta de twitter a la cantidad de municiones y el tipo de ropa que estos tres hombres llevaban, similar a la que portan los cazadores (cotos de caza) que se movilizan ilegalmente por la zona (véase «El futuro es negacionista, extractivo y represivo»). Curiosamente los dos hombres de civil que se presentaron en la lof, según el relato de Gonzalo Cabrera (el joven mapuche que se encontraba con Elías Garay y que recibió dos disparos de plomo en el abdomen), se presentaron como cazadores antes de comenzar a disparar. ¿Cómo ingresaron y salieron éstos dos hombres robustos de un sitio que está sitiado hace dos meses por fuerzas especiales (COER)?
Por otro lado, y siguiendo este análisis comunicacional, durante todo el día del domingo 21 de noviembre, los medios hegemónicos de la Argentina se mantuvieron en silencio y publicando datos inexactos de los hechos, con el fin evidente de encubrir. ¿Encubrir a quién o a qué? ¿Los vínculos que mantienen los CEOs empresariales dueños de estos medios con Benetton? ¿Con la Patagonia Argentina? Siendo las 21: 53 de la noche del domingo 21 de noviembre, Página 12 aún no había publicado ni una mínima nota de lo sucedido (cuando los disparos se produjeron a las tres de la tarde), mientras Clarín hablaba de «incidentes» en la lof Quemquemtreu e Infobae y La Nación hacían referencia a «hechos confusos». Recién a las seis de la mañana del otro día, lunes 22 de noviembre, Página 12 publicó una nota detallada de lo sucedido, pero prácticamente dejo que transcurrieran 15 horas antes de hacer una referencia al caso, mientras que, por ejemplo, en la cobertura del asesinato de Lucas González el seguimiento fue inmediato, minuto a minuto.
La decisión política y jurídica de dilatar y no actuar a la altura de las circunstancias durante dos meses, la construcción del descontento social y la preparación del escenario comunicacional y social previo al asesinato, la liberación de la zona el mismo día que se produjo el fusilamiento de Elías Garay, el silencio cómplice durante todo el día por parte de los medios hegemónicos del país y el agregado no menor de que a la noche del mismo domingo un grupo de “ciudadanos patriotas” impulsó acciones de repudio (insultos racistas, amenazas con cuchillos, corridas) contra los manifestantes que se movilizaron hasta el centro de El Bolsón para exigir justicia por el joven mapuche asesinado.
En este sentido, hoy, antes del mediodía, el intendente de El Bolsón, Bruno Pogliano, reconoció públicamente, en rueda de prensa, que en la noche de ayer, a diferencia de otros días, la custodia policial había desaparecido no sólo del acceso al lof Quemquemtreu, sino también en toda la ciudad. Y ésto se pudo comprobar, cuando el grupo de “ciudadanos patriotas” (antes mencionados), al salir de un festival tradicional sacaron por sus propios medios a las personas que se manifestaban por el asesinato de Elías Garay. ¡Nunca se vio ningún policía! En los múltiples audios y videos que circulan por las redes sociales sólo se ven manifestantes que se retiran pacíficamente, mientras los ciudadanos locales los insultan reinvindicando consignas nacionalistas y patrióticas. Curiosamente Bruno Pogliano, agradeció a los «gauchos» por haber liberado las calles y, en el mismo gesto de agradecimiento, se quejó porque hoy necesitaba hacer una denuncia por los actos de vandalismo que sufrió un local familiar, pero dado que la fiscal Cecilia Cendón aún no desciende del cerro con el cuerpo de Elías Garay, él no pudo hacer la denuncia. «El Estado Nacional debe intervenir y velar por la seguridad de nosotros, los ciudadanos argentinos”, sintetizó Pogliano, sin que se le moviera un gesto en la cara. La consigna “con los terroristas no se habla” volvió a tomar forma y relevancia, como en la antigüedad roquista, en la acción de los “gauchos” y la voz del intendente de una ciudad de Río Negro. El negacionismo, el pensamiento colonial y la justificación de la represión con características étnico–racistas, tan vigente como hace 140 años.
Por su parte, Soraya Maicoño, una de las únicas personas cercanas a la lof Quemquemtreu que pudo subir al cerro, junto a la fiscal Betiana Cendón, indicó (antes de subir) que «hubo una zona liberada» que habilitó a que dos policías de civil ingresarán a la lof y agredieran de muerte a las dos personas.
El contexto del asesinato de Elías Garay no es anecdótico. Se produce en un momento donde se discute la ley 26.160 de relevamiento territorial —que avalaría el derecho a mantenerse en el territorio de la lof Quemquentreu— y se produce luego de que el domingo pasado (14 de noviembre), se desarrollaran las elecciones legislativas en todo el país y sea la propia compañera de Elías Garay la que denunciara a integrantes del Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER) por abuso sexual. Ninguno de estos tres hechos pueden ser obviados en el análisis del caso. «Ahora sí que se va a poner lindo», dejó escapar un oficial del COER, en referencia al fin de las elecciones y la posible autorización para que ellos actúen en contra de los integrantes de la recuperación territorial. Este último dato lo incorporó Mauro Millán, en conferencia de prensa junto a Nelson Ávalos (integrante de la APDH Noroeste de Chubut), ambos presentes desde un primer momento, en la comisaría 12 y el Hospital de Área de El Bolsón.
Todo este tiempo estuvieron esperando el momento indicado. Todo este tiempo estuvieron esperando una orden de la gobernadora de Río Negro (Arabela Carreras) para actuar.
El cuarto hecho que no se puede omitir en este análisis, es el que mencionó e incorporó el intendente Bruno Pogliano en alusión al turismo. Se acercan los meses turísticos en una ciudad que depende exclusivamente de esta dinámica económica, con el agravante que la misma se mantuvo cerrada durante dos años como consecuencia del aislamiento social que produjo la pandemia.
Los intereses económicos sobre el territorio son reales. De la misma forma que es real la presión constante que administra el gobierno provincial y el gobierno nacional si se aprueban leyes que favorecen a las comunidades preexistentes en la Argentina o, peor aún, si se siguen produciendo más recuperaciones territoriales (algo que es irreversible y que se mantiene en constante ascenso) por parte de otras comunidades mapuche.
Por estas horas, se espera que el cuerpo de Elías Garay sea bajado del cerro, se constante el estado del resto de las personas que permanecen en la lof y se entregue el último parte médico de Gonzalo Cabrera que aún permanece en el Hospital Área de El Bolsón con pronóstico reservado.
«Necesitamos que el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER) se retire de la ruta para poder realizar un digno eluwvn (velorio mapuche) a nuestro peñi. Con nuestro kimvn (sabiduría), con nuestras prácticas culturales. No podemos hacer una ceremonia con las fuerzas policiales alrededor», sostuvo y argumentó Mauro Millán antes de cerrar la conferencia de prensa que se desarrolló a las dos de la tarde de hoy, lunes 22 de noviembre.
El Estado Nacional y los Estados provinciales saben y conocen que en este momentos decenas de personas y familias comienzan, como Elías Garay, un lento proceso de reconocimiento con respecto a los pueblos preexistentes que aún habitan la Argentina. Y que la mejor defensa en detrimento de estas recuperaciones identitarias —y por lo tanto territoriales— es impulsar signos visuales, prácticas culturales y sentimientos que permitan reivindicar la identidad patriótica nacional, colonial, homogeneizante y monocultural. Un ejemplo de ello es la reciente ley que se aprobó para que en las escuelas de Tierra del Fuego se utilice de forma obligatoria un bordado en los guardapolvos con la consigna «Las Malvinas son Argentinas». Sin embargo, todos sabemos adónde conducen las reivindicaciones nacionalistas. Nos lo ha enseñado la historia. Las expresiones (y las omisiones) de los funcionarios públicos y los hombres que actuaron ayer por la noche en el Bolsón son sólo una expresión de ello, dentro de una sociedad como la de Argentina, que se empeña lastimosamente en decolonizar su pensamiento, actos y formas de contemplar y entender a otros pueblos.
«Hay que investigar y denunciar a los autores intelectuales de estos disparos. No podemos naturalizar un asesinato», concluyó Mauro Millán dirigiendo la atención hacia el Ministro de Seguridad de la Nación, la gobernadora de la provincia de Río Negro Arabela Carrera —que sólo, por ahora, ha sostenido que ella no dio la orden para que actué la policía ni las fuerzas especiales—, el Juez Francisco Arrien (actuante en la causa), la fiscal Betiana Cendón, el comisario a cargo del operativo Osvaldo Tellería, el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER), la sociedad rural de Río Negro y la familia Rocco.