Votación masiva y triunfo arrollador de Xiomara Castro y la coalición opositora. Reconciliación no equivale a impunidad.
Cuando la noche del domingo, las autoridades electorales dieron a conocer el primer informe preliminar donde la candidata presidencial de la alianza opositora, Xiomara Castro, encabezaba la contienda con casi veinte puntos arriba del oficialista Nasry ‘Tito’ Asfura, Honduras explotó.
Esta vez no eran las balas asesinas, ni ráfagas, ni bombas, ni camiones lanza aguas urticantes, ni carros con vidrios polarizados secuestrando gente. Esta vez era el pueblo gritando, explotando de felicidad, sacando todo lo reprimido que llevaba dentro. Una verdadera algarabía.
El mensaje estaba llegando fuerte y claro y era irreversible: no más corruptos, no más saqueo, no más criminales, no más violadores de derechos, no más mentiras.
Natalie Roque Sandoval es historiadora. Cuando se dio el golpe en junio de 2009 se desempeñaba como directora de la Hemeroteca Nacional, instancia adscrita al Ministerio de Cultura. Menos de un mes después de la ruptura del orden constitucional fue despedida por los usurpadores.
Se autocalifica como “hondureña en resistencia, feminista y activista social”. El año pasado aceptó el reto de acompañar a Xiomara Castro como designada presidencial (vicepresidenta).
Sin embargo, producto de la alianza política alcanzada en octubre entre Castro (Libre), Salvador Nasralla (PSH) y Doris Gutiérrez (PINU), los candidatos a designados presidencial Natalie Roque y Lucky Medina presentaron su renuncia ante las autoridades electorales, cediendo sus puestos a los nuevos aliados.
Por cierto, Roque nunca abandonó su compromiso militante de seguir aportando para construir la victoria popular que se materializó este domingo.
Con ella conversamos sobre el triunfo de Xiomara Castro, la importancia de seguir cuidando el voto, así como de los retos y desafíos que le esperan al futuro gobierno.
– ¿Te esperabas un resultado tan abrumador y una participación tan masiva?
– El escenario era muy complejo y era difícil prever que tanto iba a ser la afluencia y el margen de victoria, de la cual nunca dudamos. Hasta el último día, el régimen mantuvo su campaña de odio, violencia, terror, tratando de sembrar miedo e incertidumbre para que la gente no fuera a votar.
Al final fue sorprendente lo abrumador de esta votación, sobre todo porque nos enfrentamos a procesos de fraude que estaban bien montados a través de la coerción, el tráfico de credenciales en las mesas de votación y la compra de votos con dinero público.
Sabíamos que de frente teníamos a una banda criminal con vínculos internacionales, acostumbrada a usurpar poderes, saquear y usar la violencia como mecanismo para imponerse.
Pero la población rompió el miedo, se apropió de este proceso y decidió ejercer su derecho al sufragio. Entendió que no iba a haber otra oportunidad.
También fue increíble como nuestra gente se volcó a defender el voto. La noche del domingo salieron un rato a celebrar, pero volvieron de inmediato a las mesas y se mantuvieron vigilantes durante todo el proceso.
No podemos distraernos, ni confiarnos. Hay que mantenerse alerta hasta que se cuente la última acta. Solamente así haremos valer la voluntad popular.
– ¿Fue un voto de castigo?
– Honduras ha sufrido tragedias profundas. Corrupción, miseria, criminalidad organizada, violación de derechos humanos, subasta de territorios, entrega de la soberanía, saqueo del Estado, usurpación de poderes, criminalización de la protesta social.
La población sabía que este proceso electoral era la última esperanza de salir del abismo en que nos ha hundido el régimen. Y Xiomara lo dijo muy bien: ¡Es ahora o nunca!
La gente tenía dos opciones: votaba por el mismo proyecto oficialista de muerte y destrucción o por el cambio y la esperanza que encarnaba la coalición que se creó alrededor de la candidatura de Xiomara Castro.
Esta victoria, entonces, no es simplemente de un partido político o de una coalición, sino de un proyecto de rescate del país.
– Durante su primer discurso, Xiomara Castro conmemoró las tantas víctimas caídas en estos doce años de resistencia y lucha.
– Mientras escuchábamos las autoridades electorales brindando el primer informe, nos abrazamos, entre lágrimas, por la gente que nos falta, por todas las compañeras y compañeros que hemos perdido en este proceso a manos del régimen asesino. Por Berta (Cáceres), Margarita (Murillo), por todos aquellos y aquellas que han caído.
Pero también por todas las familias, por todos los hondureños y hondureñas que hemos sido víctimas del saqueo y la miseria. Lo dijimos ayer: por nuestros mártires, por la sangre derramada, luchamos y vencimos.
– La victoria parece irreversible y tanto el Partido Nacional como Nasry Asfura reconocieron la victoria de Xiomara Castro. ¿Tienen temor de que aún puedan intentar algo para revertir el resultado?
– Sabemos que el pueblo ya tomó una decisión. Sin embargo, no es el momento de triunfalismos, sino que insistimos en la importancia de seguir cuidando el proceso y el conteo de votos. La gente no ha olvidado lo que pasó en 2017, el fraude, la represión y las muertes. La que hay es una alegría cauta.
Además, no es suficiente ganar la presidencia. Necesitamos tener un Congreso fuerte para derogar todas aquellas leyes nocivas y avanzar con el plan de gobierno. El hecho de que reconozcan la victoria presidencial de Xiomara no quiere decir que no traten de hacer fraude en el nivel legislativo y municipal.
Confiamos en la gente, en la defensa del voto y en nuestra representante en el órgano electoral para que se garantice el respeto de la voluntad popular. El régimen tendrá que aceptar la derrota y abrir a un diálogo que permita la transición.
– Xiomara Castro llamó a la reconciliación, a la paz, a la justicia. ¿Qué gobierno va a ser el suyo?
– Xiomara lo ha dicho claro. Han sembrado tanto odio, tanto miedo, tanto terror que es imprescindible buscar la reconciliación del pueblo hondureño. Pero también ha dicho que se hará justicia y que se luchará con todas nuestras fuerzas contra la impunidad. Reconciliación no es sinónimo de impunidad. Esto hay que dejarlo bien claro.
El domingo celebramos durante unos minutos y nos pusimos de inmediato a trabajar. Durante los 60 días de transición previos a la toma de posesión (finales de enero) vamos a sentar las bases para respetar los compromisos asumidos para los primeros cien días de gobierno.
– Hay todo un pueblo que está desesperado, que quiere cambios reales, una vida digna, un futuro sin tener que abandonar el país. ¿No temen la presión popular?
– Xiomara carga en sus hombros una responsabilidad histórica. No solamente le va a tocar enfrentar toda una campaña de odio y misoginia por ser la primera mujer presidenta de la historia de nuestro país, sino también tomar las riendas de una nación que está destruida, en bancarrota, saqueada y altamente endeudada.
Va a ser duro y va a ser una tarea titánica, pero tenemos la fuerza suficiente para hacerlo. No olvidemos que este partido (Libre) es la expresión político-electoral de la resistencia y la lucha popular. No tiene grandes recursos económicos, pero a punta de voluntariado ha ganado tres elecciones. Dos se las robaron.
Todos los que hemos participado en estas gestas tenemos nuestras capacidades económicas mermadas. Aun así, contra todas adversidades, fue espectacular ver a tanta gente bajar caminando de zonas muy pobres para ir a votar, para ir a celebrar.
Sabemos que estamos del lado correcto y que estamos luchando por la vida de la gente, de nuestras familias. Esto nos da la fuerza para hacer el gobierno que Honduras se merece y que Xiomara se ha comprometido a darle.