POEMA

 

 

 

Siempre veo la figura de tu cuerpo 

Siempre perfecto, siempre estético

Siempre completo.

 

Es un cuerpo brillante

Un cuerpo que transmite emociones,

que se desliza entre mis manos con suavidad

Y que desprende aromas de la naturaleza encantada.

 

En el interior de tu bello tejido

Ya entre los senderos de tus células

Ahí, en la memoria de tu identidad.

Ahí veo las cenizas que te provocan infartos.

 

Desde esa profundidad del entramado

Donde se construye el amor y la amistad

Y donde se genera la idiosincracia de mi bello horizonte

Ahí, justo ahí, es que apareces con el tejido muerto.

Es ahí donde el oxígeno dejó de circular.

 

Son las culpas de un fuego incesante,

las que derrumbaron el latido.

Son los miedos de un pasado absurdo,

los que carcomieron mis sueños.

Son los egos de la humanidad,

los que te dejaron sin humedad.

Son las envidias de la tempestad,

las que con energía marchitaron tu verdad.

 

Te miras entre la humanidad 

Como una igual

Como una diversidad entre la unicidad,

pero nadie sabe que tu corazón,

se une a partir de la resequedad.

 

Pronto terminarás por secarte,

desprenderte y hacerte polvo,

pero pronto serás abono,

para nutrir a tu propia matriz,

a tu estructura y a tu corazón.