Por Enrique Collado Rueda.-
“Un día soñó que Estados Unidos había vencido y ya no tenía enemigos, que no había nadie enfrente. Hubo nerviosismo, cierto jolgorio, efímeras celebraciones, pero días después, Gobierno y ciudadanos, quedaron como ausentes.
Al poco, soñó que era Rusia la que había salido como única vencedora. Y, aunque hubo días de locura y euforia, pronto, Gobierno y ciudadanos fueron invadidos por una suerte de creciente pachorra al caer en cuenta, por vez primera, que ya no tendrían oponentes.
Mas en el mismo sueño, soñó que era China la que había salido triunfante y que después de una noche de fuegos artificiales, Gobierno y ciudadanos, de otro tipo de sueños habían quedado carentes.
Fue cuando vio cómo el vacío de sus corazones, a pesar de todo, seguía latente”.
La niña, entonces, despertó y lo primero que hizo fue devolver la luminosa bolita de cristal -fuente de discusión el día anterior- antes de que despertara su hermano.