El ave Fénix es una figura presente en varias culturas de Oriente, conocida por la mitología rusa como Anivia. Cada quinientos años se consume en el fuego y vuelve a nacer de sus cenizas. Para las civilizaciones simboliza la esperanza, el aplomo, la memoria y la regeneración.

El sistema-planeta

En la Tierra no solamente se dieron condiciones insospechadas para el desarrollo de la vida, sino que se desarrollaron también las civilizaciones.

Entre las condiciones previas para la supervivencia hace 3400 millones de años, está el fascinante ejemplo de la formación del campo magnético, el cual es responsable de que tengamos atmósfera, nos protege del viento solar y evita el impacto de meteoritos. Este tipo de cosas nos llevan a sospechar que «en todo lo existente vive un plan» (Silo, 1972), aunque en estos momentos tan oscuros por los que estamos atravesando cueste imaginarlo.

La gran civilización global tecnológica está en el umbral hacia la abundancia energética, la inteligencia artificial, la exploración galáctica, la prolongación de la vida, el descubrimiento de otras dimensiones y el uso de estás para viajar a través del tiempo, la comprensión de la conectiva cerebral con un sistema no-local universal y un largo etcétera de nuevos paradigmas.

Una máxima de supervivencia es que todo sistema, en este caso el sistema-planeta, no puede tener divisiones internas. Necesita todo su potencial, toda su cooperación tecnológica, económica, intelectual y de recursos para avanzar hacia nuevos estadios evolutivos. De otra parte, intentar ir en contra de la evolución llevaría a la aniquilación del sistema. No es una opción, por ley de proceso, estar detenido o retroceder al pasado.

¿Cómo es posible que todavía no hayamos sido capaces de superar la división regional? Y lo más sorprendente ¿Cómo se ha generado adentro del sistema-planeta una élite oscura y poderosa que nos aproxime tanto a la extinción de la vida?

Tratemos de comprenderlo a través de una visión sistémica-humanista.

Los analistas de la Singularidad [1] han colocado en sus gráficas diversos acontecimientos  denominados «transiciones de fase». Alexander Panov consignó 19 crisis sistémicas o transiciones de fase [2], entre ellos encontramos: el surgimiento de la vida en la Tierra (hace 4.000 millones de años), la Revolución neolítica (entré 12 y 9.000 años), El comienzo de la Edad Moderna (en torno a 1450-1550) o la crisis y caída del bloque socialista, junto a la globalización Informática (1991) (Panov, 1992).

Transiciones de fase de Alexader Panov

Estas transiciones tienen la cualidad de afectar a todo el sistema-planeta, produciendo una nueva configuración en él, que repercute desde lo más global a lo más particular; tras la crisis la situación del sistema se ve tan afectado que cambia la imagen sobre la proyección lineal del futuro.

Lo más llamativo de estas transiciones es que se producen cada vez en un intervalo de tiempo gradualmente menor. Es decir, entre el surgimiento de la vida en la Tierra y la Revolución neoproterozoica pasaron 2.500 millones de años, pero entre el comienzo de la época postindustrial y la Revolución informática solo pasaron 41 años.

Esto llevó a una conclusión inequívoca: llegaría un momento donde las crisis sistémicas ocurrirían casi en simultáneo, hasta llegar a un punto de Singularidad, de igual manera que las leyes físicas colapsan en el interior de un agujero negro, poniendo un símil.

Otra cuestión es cómo imaginamos el después de la Singularidad. A grandes rasgos, hay tres visiones:

1-el atractor descendente donde se impone la termodinámica del sistema (su desaparición),

2-el atractor horizontal, en el que el sistema se estabiliza merced a un cambio de ámbito, por ejemplo el mundo virtual (como Matrix o el metaverso llevado al extremo)

3-y el atractor extraño vertical, que implica un fuerte giro ascendente del vector (de la flecha del tiempo cosmológica) de alejamiento de las condiciones naturales. [3]

Observamos que la pandemia del covid-19 debería ocupar un lugar como crisis de transición de fase y en menos de dos años, sin haber concluido la crisis anterior sucede el conflicto Ucrania-Rusia, con repercusiones imposibles de imaginar hace pocos meses o semanas.

En palabras de Pepe Escobar «El Occidente colectivo acaba de fabricar una nueva y sórdida división Este-Oeste».

Ni en los sueños más optimistas de la izquierda nostálgica se habría pronosticado una salida del patrón dólar por parte de Oriente como la que se está produciendo ahora vertiginosamente.

La Unión Económica de Eurasia (UEEA) y China están comenzando a diseñar un nuevo sistema monetario y financiero que evita el dólar estadounidense, supervisado por Sergei Glazyev y destinado a competir con el sistema de Bretton Woods.

Arabia Saudita, autor de bombardeos, hambruna y genocidio en Yemen, armado por Estados Unidos, reino unido y la UE, está avanzando en la llegada del petroyuan.

India, el tercer mayor importador de petróleo del mundo, está a punto de firmar un megacontrato para comprar petróleo de Rusia con un gran descuento y utilizando un mecanismo de rublo-rupia. [4]

Si aplicamos la fórmula de Panov para predecir la siguiente crisis siguiendo el «régimen de aceleración alfa» observamos que la nueva transición de fase es inminente y nos lleva directos a la Singularidad. Desde esta perspectiva la respuesta sobre cuándo se producirá la Singularidad estaría resuelta: está siendo ahora.

Cabe la réplica de que estos acontecimientos pudieron ser provocados, incluso es posible que estén conectados entre sí, porque el virus del covid-19 tiene las características de ser biotecnológico, cada vez hay más pruebas que lo documentan. [5] [6]

Surge entonces el interrogante sobre: si las transiciones de fase no ocurren por su propia naturaleza evolutiva, sino que también son fenómenos inducidos por el ser humano. La respuesta es sencilla, en realidad no hay ninguna diferencia, ya que el ser humano es parte del sistema-planeta.

La siguiente consideración es: si sería posible la neutralización de los conatos destructivos sin que se produzca la extinción del elemento generador de destrucción. También resulta obvio que esto no es posible, porque al mantenerse activo el germen del caos, termina por encontrar nuevas oportunidades de promoción. Además que lo que aparece como corrupto no es únicamente un germen, porque este ya ha extendido su infección.

Para entendernos: germen = élite secreta mundial que detenta el aparato económico-armamentístico que, además, necesita un campo en el que impleta, el cual se corresponde con los países miembros de la OTAN.

Así las cosas, tratemos de imaginar lo que está escrito en el ADN de la evolución a gran escala: si el desenlace no es el invierno nuclear para todos (atractor descendente), necesariamente se producirá el colapso del bloque atlántico, lo cual debería ocurrir muy pronto, dada la aceleración en el punto de la flecha del tiempo en el que nos encontramos.

Mientras que el lado oriental no representa una amenaza corruptiva del sistema-planeta, pues está todavía en fase de generación, o degeneración, ya se verá, pero no se halla todavía en una fase final decisiva y última, como sí lo está el modelo Occidental.

Volvamos ahora sobre la pregunta de Pomerants: ¿Cómo salir de esta situación?

Si habrá nuevo mundo, este pasa por la hegemonía de Oriente junto a Latinoamérica y Mesoamérica y, tras ello, una etapa desconocida para el planeta, tal vez vertiginosa, tal vez espiritual, tal vez reparadora…

En referencia a la civilización china clásica, que influye de un modo tan marcado sobre la sociedad del Lejano Oriente de hoy, es necesario observar que precisamente el humanismo formaba su base (Vasiliev,1994).

Apoyándose en la «regla de oro» de la ética humana universal, «No trates a los demás en una forma en la que no quisieras que los demás te trataran»,  Confucio trataba de formar en sus discípulos, y a través de ellos en todas las generaciones siguientes, un espíritu de alta prudencia. Para esto fue creado un ideario artificial abstracto de una persona noble, Chun-Tzu, persona ideal. Este modelo de ser humano altamente moral y altamente bueno, que no piensa cotidianamente en su provecho personal sino en el deber supremo, que se consagra a la educación de la humanidad, a la educación de los seres humanos en el espíritu de la justicia y que da a todos el ejemplo impecable del auto-perfeccionamiento constante, del conocimiento y de la reflexión en cuanto a nuevos conocimientos, del saber actuar en cualquier situación sin perder su dignidad, sin que los ideales sean traicionados. [7]

Si es cuestión de fe, ha llegado el momento de tenerla presente, porque nunca fue tan necesaria. Detengámonos aquí unos minutos de silencio buscando que nuestra mente se aclare.

En algún momento del día o de la noche, aspira una bocanada de aire e imagina que llevas ese aire a tu corazón. Entonces, pide con fuerza por ti y por tus seres más queridos. Pide con fuerza para alejarte de todo aquello que te trae contradicción; pide porque tu vida tenga unidad. No destines mucho tiempo a esta breve oración, a este breve pedido, porque bastará con que interrumpas un instante lo que va sucediendo en tu vida para que en el contacto con tu interior se despejen tus sentimientos y tus ideas.

Avanzando de ese modo, tal vez un día captes una señal. Una señal que se presenta a veces con errores y a veces con certezas. Una señal que se insinúa con mucha suavidad, pero que en contados momentos de la vida irrumpe como un fuego sagrado dando lugar al arrobamiento de los enamorados, a la inspiración de los artistas y al éxtasis de los místicos. Porque, es conveniente decirlo, tanto las religiones como las obras de arte y las grandes inspiraciones de la vida salen de allí, de las distintas traducciones de esa señal y no hay por qué creer que esas traducciones representen fielmente al mundo que traducen. Esa señal en tu conciencia es la traducción en imágenes de lo que no tiene imágenes, es el contacto con lo Profundo de la mente humana, una profundidad insondable en que el espacio es infinito y el tiempo eterno.

En algunos momentos de la historia, se levanta un clamor, un desgarrador pedido de los individuos y los pueblos. Entonces, desde lo Profundo llega una señal. Ojalá esa señal sea traducida con bondad en los tiempos que corren, sea traducida para superar el dolor y el sufrimiento. Porque detrás de esa señal están soplando los vientos del gran cambio. [8]

 

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1-Singularidad. Aceleración histórica 2 de 2

2-Alexander Panov. ¿Punto de bifurcación evolutivo? Instituto de Astronomía – Univ. Lomonosov – Moscú

3-Akop Nazaretián. “Futuro no-lineal”. Ed.Suma Qamaña. Buenos Aires, 2016. Capítulo 2.1.1 Leyes de la naturaleza y conciencia creativa.

4- Todo lo que brilla no es necesariamente oro ruso

5-Rusia Mod: Sesión informativa sobre el análisis de documentos relacionados con las actividades militares y biológicas de Estados Unidos en Ucrania |

6-Estados Unidos admite financiar laboratorios biológicos en Ucrania, con Dilyana Gaytandzhieva (mintpressnews.com)

7- El humanismo en las diferentes culturas. Anuario 1994. | CMHE . Leonid Vasiliev: Tradiciones de Confucio y el extremo oriente contemporáneo.

8- Silo, “Inauguración de la Sala de Sudamérica”, 07/05/2005. www.silo.net

 


PRIMERA PARTE: Una nueva configuración planetaria a partir de la guerra de Ucrania I 

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