Hace unos días tuve la oportunidad de participar en una conversación espontanea sobre creación literaria y escritura. Me preguntaron qué son los aforismos. Para mí, un aforismo es una frase para la reflexión, una semilla que uno tiene que leer-sembrar, cultivar-reflexionar, regar y cuidar-integrar hasta que brote en uno la flor de la sabiduría. Son semillas de consciencia que dan su fruto con el paso del tiempo, una vez que hayamos podido disfrutar del bello jardín del conocimiento. Continué explicando que también soy muy fan de los metaforismos, entre metáforas y aforismos, del famoso escritor paraguayo y premio Cervantes, Don Augusto Roa Bastos, y de las greguerías de Don Ramón Gómez de la Serna, que son aforismos con sentido del humor.

Algunas de estas frases se podrían considerar perlas de sabiduría, yo prefiero llamarlas semillas porque las perlas se lucen en collares, en pulseras o en anillos, se exhiben, mientras que las semillas dan fruto con el paso del tiempo. En ocasiones, la persona que cosecha la semilla no disfruta de la sombra del árbol que plantó, o no saborea los frutos de sus semillas, pero deja el legado para que otros, a los que quizás nunca llegue a conocer, disfruten de la recompensa del esfuerzo realizado. Para mí no hay un acto altruista más grande que el que se hace sin saber quién será el receptor de los beneficios de ese acto.

 

Mi último libro se llama El vendedor de semillas y es el fruto de escribir durante un par de años una frase de ánimo, para la reflexión, un metaforismo, greguería o aforismo sin más. Escribí reflexiones y frases de apoyo a mis amigos en una famosa red social y deseaba a todos que tuviesen un buen día. Esto pasó más o menos entre el 2010 y 2012. Mis Buenos días se convirtieron en algo muy esperado y popular, mucha gente esperaba ver mi saludo y mi reflexión para comenzar su día. Mis frases ayudaban a muchos amigos y especialmente a mí pues me obligaba a crear todos los días, muchas de esas frases son fruto de una buena meditación previa a la creación literaria.

 

Dejé de escribir en la red social. Guardé todas las frases en un documento en el ordenador y en el disco duro externo. En un periodo de cambios drásticos en mi vida en el que curiosamente rompí simultaneamente el ordenador, el disco duro externo donde guardaba toda la información y proyectos y el teléfono móvil. Perdí todos mis escritos de los últimos años, incluidas las frases de Buenos días, justo en el momento en el que me estaba divorciando. El Universo me daba señales de que debía empezar de cero. Era tan obvio.

 

Pasaron los años. Tras el confinamiento fui al trastero a buscar unos libros que quería leer o regalar y me encuentro con un CD con varios documentos. Al llegar a casa lo veo y a mi sorpresa descubro que, entre otros, hay una copia de la recopilación de frases que había llevado a registrar a Registro de la propiedad intelectual de mi ciudad y no lo recordaba aunque siempre guarde lo que registro. Mala memoria debido a los momentos convulsos que vivé en eso momentos. Pero por fortuna me apareció en el momento preciso. Volví a leer cada frase con una ilusión inmensa, las semillas que sembré en su momento estaban dando sus frutos tras meses de incertidumbre y mucha tensión muy prolongada en el tiempo. Las frases las escribí aquellos años para mi yo futuro y las recibí como un regalo del mismo Universo.

Mostré el borrador del libro a Ángel, editor de Ediciones TAO, quien quiso publicar el libro inmediatamente porque «me he enamorado de él», según me confesó mientras me daba el primer ejemplar en papel de El vendedor de semillas.

 

El vendedor de semillas es un libro que hay que leer sin prisa, hay que disfrutar, subrayar, releer y meditar a lo largo de los días, las frases que más gusten. ¿Es un libro de autoayuda? Yo prefiero definirlo como crecimiento personal pues el trabajo lo tiene que hacer cada uno. Yo doy las semillas, que cada uno haga su trabajo tras leerlo, o durante su lectura. El que florezca cada semilla es cosa del cuidado, mantenimiento y  trabajo personal de cada uno. Cuidarse, leer y reflexionar nos hará crecer. El esfuerzo tiene la recompensa de, como hace una ostra,  convertir una arenilla incrustada en nuestro interior en una hermosa perla que brillará a través de unos ojos abiertos al misterio de la vida y de la creación. Y todo gracias a la reflexión de unas frases escritas con amor.

Sembremos cada día una nueva semilla, una gran labor que seguro da fruto. El mundo necesita muchas personas dispuestas a sembrar semillas de consciencia y de esperanza, no solo es por ti ni por mi, es por toda la humanidad.