Al cabo de cuatro temporadas de lluvias fallidas, la sequía ha colocado a millones de personas en alto riesgo de morir de hambre en el oriente africano, particularmente en el Cuerno de África, alertaron agencias especializadas del sistema de Naciones Unidas en una declaración este lunes 30.
En Etiopía, Kenia y Somalia “actualmente 16,7 millones de personas se enfrentan a problemas alimentarios agudos, y se proyecta que las cifras aumenten a 20 millones de personas para septiembre”, indicó el documento de las agencias.
Más de un millón de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de agua y alimentos, en Somalia, las tierras áridas y semiáridas de Kenia y las zonas de pastoreo de Etiopía, ante la sequía extrema, generalizada y persistente.
“La situación podría empeorar ante la perspectiva sin precedentes de una quinta temporada mala de lluvias entre octubre y diciembre”, expusieron la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Las cuatro temporadas consecutivas de lluvias fallidas han convertido la situación en un evento climático que no se había registrado desde hacía al menos 40 años.
Los déficits de agua se han visto exacerbados por temperaturas del aire muy altas, las cuales se pronostica que continuarán en la estación seca de junio a septiembre.
Las agencias estiman que en Etiopía han muerto, por falta de pastos y agua, 2,1 millones de cabezas de ganado, en Kenia 1,5 millones y en Somalia uno de cada tres animales de pastoreo.
Las condiciones de los pastizales se deterioran más rápido de lo normal, y se teme que en las zonas de cultivo las cosechas volverán a estar muy por debajo de la media, lo que provocará una prolongada dependencia de los mercados, en la cual los hogares tendrán poco acceso a los alimentos, debido a los altos precios.
En Somalia, los análisis realizados en abril pasado revelaron una amenaza de hambruna e indicaron que más de 80 000 personas sufrían ya hambre extrema, una señal de desastre, la Fase 5 del sistema CIF que clasifica la seguridad alimentaria.
La Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), tiene una escala que va de uno (acceso seguro y suficiente a los alimentos necesarios) hasta cinco (hambruna, situación de catástrofe).
En Kenia y Somalia casi 2,5 millones de personas se encuentran en situación de emergencia (Fase 4). Tanto las emergencias como los desastres están asociados con una mayor mortalidad.
Etiopía, Somalia y Kenia también observaron números significativamente más altos de niños con desnutrición grave, ingresados para recibir tratamiento en el primer trimestre de 2022, en comparación con años anteriores.
La inseguridad alimentaria y la desnutrición aguda se acentúan con factores que se han sumado a la sequía, como los conflictos y la inseguridad, el aumento de los precios mundiales de los combustibles, los alimentos y los fertilizantes, los desafíos macroeconómicos y la pandemia covid-19.
El documento de FAO, OMM y PMA asentó que “independientemente de las lluvias entre octubre y diciembre, las condiciones no se recuperarán lo suficientemente rápido como para que la seguridad alimentaria mejore antes de mediados de 2023”.
En esas condiciones, “es necesaria una rápida intensificación de las acciones inmediatas para salvar vidas y evitar el hambre y la muerte”, requiriéndose “un aumento urgente de la respuesta financiera a esta región, para mitigar la grave emergencia alimentaria, incluido el riesgo de hambruna en Somalia”.