Edgar Chacón
La cantidad de materias verdes, animales, minerales y agua que consume la sociedad de Estados Unidos, para mantener su status, y estilo de vida, es a todas luces alarmante.
El “American Way of Life” (AWL) es inviable. En su conferencia “La Transición Geopolítica Global y el papel de América Latina”. Atilio Borón, proporciona datos sorprendentes.
El niño o niña que nazca en Estados Unidos va a consumir en un año, 72 mil galones, 280 mil litros de petróleo, 900 libras de cobre y en general, a lo largo de su vida, cada persona que nazca en Estados Unidos va a consumir 3 millones de libras de minerales metales y combustibles.
Es necesario hacer una pregunta: ¿El planeta “da” para eso?
Inmediatamente se impone una conclusión: la política de Estados Unidos, en su mirada estratégica mundial, es consumir para sí el mundo, excluyendo al resto de la humanidad y la vida en el planeta.
La única verdad que cabe es, según ellos, que el planeta es para que Estados Unidos lo consuma, “hasta agotar existencias”. Todo lo que no se adhiera a esta política, debe “hacerse a un lado”. Son los casos de Cuba y Venezuela, por mencionar dos.
Dicho en palabras certeras, según esto, lo que se impone es la guerra para eliminar obstáculos. Según Klausewitz: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”.
Al panorama se une una trampa muy clara: por un lado, la publicidad, con rimbombancia promociona el AWL, como ejemplo de vida en el “país de la democracia” (Aún ahí, los WASP: White, Anglo Saxon and protestante son los privilegiados). Pero si le damos vuelta a la moneda, la realidad aparece descarnada: para los otros no alcanza.
Cuál situación se presentaría en el planeta si cada uno de los más de 7 mil millones de habitantes del mundo reclamaran para sí, este estilo de vida: formas de diversión y entretenimiento, turismo mundial y nacional, automóviles, casas, electrodomésticos, computadoras y celulares, ¿por ejemplo?. Serían necesarios más de cinco planetas para sostener esta situación.
Por eso los Estados Unidos deben mantener a toda costa el orden mundial de: “Para unos sí, para otros no y la mayor parte me la llevo yo”. Estados Unidos produce poco más de 8 millones de barriles de petróleo por día y esa producción está estancada. Para el 2025 el consumo será de 28 millones, no los produce. Esto señala una dependencia del petróleo externo y tendrá que importar 18 millones de barriles diarios. Esto quiere decir que tendrá que traerlos de alguna parte del mundo, “a la buena o a la mala”.
Guerras por el petróleo
En los últimos años, hay ejemplos de las guerras por el petróleo. La guerra de Irak, 2003, se justificó con la desinformación sobre la existencia de armas de destrucción masiva, siendo que inspectores de la ONU dijeron que no había tal cosa. Ante la pregunta de un periodista: “¿por qué siguen negando la realidad?” Karl Rove político estadounidense dijo: “nosotros somos un imperio, nosotros creamos la realidad”. Entiéndase, nosotros decimos cuál es la realidad, lo que decimos es lo que es y así se procede. Esto, con el concurso de las empresas de desinformación y manipulación de la opinión. Lo cual hace recordar a Luis XIV: “El estado soy yo”.
Luego, ya se ha dicho que las guerras del futuro serán por el agua. América Latina cuenta con aproximadamente la mitad del agua potable del planeta. Cabe plantear otra pregunta:
¿Cómo es eso que América Latina no puede tener otro destino más que el que decida Estados Unidos? ¿Será qué es así?
A la siguiente “Cumbre de las Américas” en junio en Los Ángeles, en la que sin duda estarán estos asuntos, Estados Unidos dijo quienes no van. El presidente López Obrador les dijo, palabras más palabras menos, si es de Las Américas deben ir todos, o él no asistirá, a lo que han adherido otros líderes.