Más del 90% de niñas, niños y jóvenes sufrieron interrupciones en su educación debido a la pandemia de Covid-19, lo que profundizó la crisis que experimenta la educación a nivel global. El mundo mira con preocupación, que se aleja la posibilidad de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sustentable, en especial, el ODS N°4: Educación de Calidad.
Coincidente con las celebraciones de fiestas patrias en nuestro país, tuvo lugar en las Naciones Unidas en Nueva York la Cumbre “Transformando la Educación”. Esta iniciativa fue convocada por su Secretario General, Antonio Guterres con el objetivo de recuperar el tiempo perdido y hacerse cargo de la crisis de la educación reconociendo como prensa un bien público.
Para nosotros en Fundación Semilla, uno de los insumos más novedosos e interesantes de la cumbre provino de las juventudes, que en un número cercano al medio millón jóvenes, de toda condición y provenientes de más de 170 países y territorios, participaron en la Declaración de la Juventud Sobre la Transformación de la Educación.
Comienzan señalando que el mundo enfrenta diversas y tumultuosas crisis y que “Para redimir y transformar el estado del mundo, hace falta cambiar primero el estado de la educación”. Pero no es sólo un llamado de urgencia, sino que también desafían al mundo adulto a considerarlos como parte del cambio: “No pretendemos alcanzar estos objetivos como beneficiarios pasivos, sino como socios y colaboradores a lo largo del proceso”.
Por su parte, el Secretario General subrayó que, “si hay una semilla para prevenir el cambio climático, los conflictos violentos o la pobreza, esa es la de la educación”. Llamó a lograrlo «avanzando juntos, centrándonos en acciones tangibles allí donde más importa: sobre el terreno, en las aulas y en la experiencia de profesores y alumnos por igual».
Pero no se quedó en lo general, sino que ahondó señalando que “La mentalidad de competencia genera inestabilidad; tenemos que aprender a colaborar” y finalizó con una invitación: “Esta Cumbre es una oportunidad para introducir una visión clara sobre la transformación educativa”.
La delegación chilena estuvo encabezada por el Ministro de Educación, Marco Ávila, quien sostuvo que, “es imprescindible un cambio de paradigma educativo, que permita desarrollar acciones que garanticen un equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medioambiente y el bienestar socioemocional”.
El diagnóstico de la Cumbre, los contenidos y las conclusiones y compromisos no ocurren de un momento a otro. Es cierto que la pandemia de Covid-19 aceleró la toma de conciencia de que la educación está en crisis, pero también es debido a que innumerables instituciones públicas, internacionales, universitarias y de la sociedad civil, entre la que nos encontramos en Fundación Semilla, hemos levantado la voz y aportado con investigaciones y estudios para avanzar hacia un nuevo paradigma en la educación.