La proposición de Bolivia en Naciones Unidas (ONU), de crear una comisión de garantes para resolver la crisis entre Rusia y Ucrania, coloca al país altiplánico a la vanguardia en la búsqueda de la pacificación.
Por Jorge Petinaud Martínez*
Nosotros abogamos por la paz y consideramos que esa resolución, lamentablemente, no contribuye a que podamos encontrarla, afirmó en conferencia de prensa en La Paz el canciller, Rogelio Mayta, al explicar la abstención de la delegación boliviana sobre una resolución aprobada en la Asamblea General de la ONU el 12 de octubre.
Agregó que por ese motivo la representación boliviana propuso e impulsará que se forme una comisión de alto nivel de Estados garantes, aceptados por las partes beligerantes y con el secretario general de la ONU, António Guterres, a la cabeza, para resolver la situación.
El jefe de la diplomacia boliviana demandó un papel más activo de la ONU en la resolución de este diferendo, en el que según expresó “hay intereses hegemónicos”.
GUERRA POR DELEGACIÓN
El gobierno de Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) apoyan militarmente a Ucrania, al punto que muchos expertos en temas de seguridad y geopolítica advierten que utilizan como agente a Kiev en lo que denominan una guerra por delegación.
Fuentes estadounidenses cifran en 14 mil 500 millones de dólares la ayuda que ya aportó la Casa Blanca a Ucrania en materia castrense desde que comenzó la operación militar de Rusia con el objetivo de desnazificar a esa república exsoviética, según el Kremlin.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, sostuvo que una derrota de Ucrania en el conflicto con Rusia significaba un fracaso para los países del mundo que apoyan a Kiev.
«Es importante para todos nosotros que Ucrania gane esta batalla», expresó el 11 de octubre en una rueda de prensa efectuada en la sede de la OTAN en Bruselas, Bélgica.
Según el líder de la alianza de ininterrumpida expansión hacia el Este, tras la disolución de la Unión Soviética, la OTAN no es parte del conflicto, “pero está jugando un papel clave y seguirá apoyando a Kiev el tiempo que sea necesario”.
Stoltenberg reconoció que los miembros del bloque “han brindado un apoyo sin precedentes a Ucrania” con armamento, datos de inteligencia y “diferentes tipos de apoyo militar”.
Igualmente admitió que desde el golpe de Estado de 2014 en Maidán y el inicio de la guerra civil tras los referendos separatistas de Donetsk y Lugansk, y los ataques de las fuerzas armadas de Ucrania contra esos territorios, la OTAN ayuda a Kiev.
En respuesta, el portavoz presidencial de Rusia, Dmitri Peskov, dijo a la prensa que las declaraciones de Stoltenberg confirman que la alianza atlántica es parte del conflicto del lado ucraniano.
Ante esta realidad, Mayta consideró inadmisible que la ONU no pueda tomar una decisión más categórica para lograr una solución diplomática, y anunció que Bolivia intensificará las gestiones a fin de formar la comisión propuesta, de alto nivel.
APUESTA POR LA CULTURA DEL DIÁLOGO ENTRE NACIONES
El anuncio del ministro de Relaciones Exteriores trajo a la actualidad la intervención del presidente boliviano, Luis Arce, en la apertura del septuagésimo período de sesiones de la Asamblea General de la ONU el 20 de septiembre, en la cual propuso declarar al mundo como zona de paz.
“En tal sentido expresamos nuestra preocupación por el considerable número de conflictos armados que azotan a la humanidad”, afirmó el mandatario.
Arce sostuvo que muchas de esas conflagraciones son promovidas por las trasnacionales de la guerra, pero también por el afán de imponer un orden político y económico mundial, funcional a los intereses del capitalismo.
Subrayó que esos conflictos traen consigo un gran costo humano y, en no pocos casos, más bien la destrucción del patrimonio cultural y medioambiental.
Expresó que indistintamente del origen, naturaleza o explicación geopolítica de las tensiones internacionales, el Estado Plurinacional de Bolivia apostó, y lo seguirá haciendo, por la cultura del diálogo entre las naciones a través de la diplomacia de los pueblos.
“Pero lastimosamente, observamos el deterioro creciente del sistema multilateral por el capricho de las potencias capitalistas de no resignarse a la existencia de un mundo multipolar y con equilibrio de poder”, enfatizó.
Añadió que el multilateralismo es el único mecanismo que representa una garantía de respeto entre los Estados, independientemente del poderío económico o militar.
Recordó el dignatario que los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) declararon en 2014 a la región como zona de paz, y se comprometieron a resolver de manera pacífica sus controversias.
“En esa línea propugnamos -reafirmó-, que esta asamblea sea el espacio de un gran acuerdo histórico, un acuerdo en donde prime el diálogo y la diplomacia sobre cualquier controversia y el mundo sea declarado también como zona de paz”.
Agregó que para alcanzar ese objetivo es de vital importancia entre varias iniciativas, que las Naciones Unidas trabajen sin descanso para lograr un alto al fuego entre Rusia y Ucrania, para que los derechos históricos del Estado palestino sean respetados y que la OTAN deje de pensar en sus planes expansionistas.
Sustituir la fabricación de armas de destrucción masiva por una justa compensación a los pueblos pobres del mundo fue la segunda iniciativa que expuso ante el foro multilateral.
“Precisamente la falta de diálogo y de medidas de diplomacia preventiva nos arrastró a una era de grandes tensiones a nivel mundial y de crecientes incertidumbre e inestabilidad en la seguridad global”, indicó.
En relación con los tiempos actuales, criticó la concentración de un gran número de armas de destrucción masiva en un pequeño grupo de países que, al negarse a eliminarlas en razón de sus ambiciones geopolíticas, ponen en peligro la paz y la seguridad del planeta.
*Corresponsal jefe en Bolivia