Como parte de la serie «Género y sexualidades en pandemia», entrevistamos a Diego Ramos, activista por los derechos de las personas con discapacidad, incluido el ejercicio de su sexualidad. Diego acaba de egresar de la Universidad de Chile, imparte talleres de sexualidad y además es modelo, poniendo su cuerpa a disposición.
Posterior a un accidente circense, con el cual comienza a movilizarse en una silla de ruedas, aprende a vivir con lo que denominaron como «discapacidad» y a reivindicar el derecho a la diferencia, estableciendo vinculos con grupos de personas con discapacidad para poner de relieve que el problema no son ellas, sino un sistema basado en una supuesta normalidad que margina a todos aquellos que no pueden «producir». Así, se interpela a las personas «sin discapacidad» y «productivas» a que descubran sus propias diferencias para ir contruyendo una sociedad donde se valore lo diverso más que lo uniforme.
La primera vez que supe de él fue en el IV Foro Humanista Latinoamericano en mayo de 2019, en que dio un taller de «Disidencia funcional y sexualidad», en el marco de las actividades del grupo Diversidad Humane, que organizó varias actividades y conversatorios en torno a las disidencias sexuales y funcionales.
Más adelante nos encontramos el 3 de diciembre, Día Internacional de las Discapacidades, en una multitudinaria marcha de todas las discapacidades (visuales, auditivas, funcionales físicas, cognitivas, mentales, etc.) que partió en Santiago desde el Centro Gabriela Mistral y llegó hasta La Moneda. Fue emocionante ver a todas esas personas aconpañadas de sus familias y seres queridos, empoderadas y reclamando mejores condiciones de inclusión. En ese momento, Diego fue con sus compañeres de Acción Mutante. Fui a cubrir como reportero de Pressenza, y la foto de esta nota (que se puede leer AQUÍ) fue tomada en esa ocasión.
Y después lo hemos visto en múltiples ocasiones haciendo talleres a distancia como parte del colectivo Ortiga Venérea y también por sí solo, sobre sexualidad en personas con discapacidades. Por ejemplo, hablando de lúdia y goce sexual con Japi Jane, la conocida emprendedora de juguetes y lencería sexuales.
Diego también colaboró con un texto en el potente libro «Muros que hablan: Memoria gráfica del despertar social en Santiago de Chile», editado por mí y Riccardo Marinai de Pressenza Chile, cuyo lanzamiento hicimos en el Museo del Estallido Social hace algunos meses y que está a punto de tener una segunda impresión.