El Día de la Mujer en Irán es un día extraño. Por un lado, es un país tradicionalmente envuelto en el patriarcado y, por otro, su gente tiene que lidiar con las leyes del Islam en el más mínimo detalle de su vida diaria; por esta razón, el camino de las mujeres para lograr la igualdad es muy desafiante. Además de estas circunstancias, vivimos bajo un régimen de dictadura que no tolera las opiniones y los discursos disidentes ni crítica alguna. Mata, secuestra a los opositores y a los críticos, y con cada acto de injusticia, una mujer se aflige. Estas condiciones hacen que el camino sea complicado para las mujeres iraníes. A pesar del rápido desarrollo de los medios de comunicación en la era moderna y de las innumerables madres que han conseguido logros extraordinarios en las últimas cuatro décadas en Irán, no ha habido ningún medio de comunicación internacional que haya hecho oír sus voces. En la década de 1960, miles de madres, muchas de las cuales ya no viven, fueron testigos de la ejecución de sus hijos. Miles de hijos de madres kurdas fueron secuestrados y ejecutados durante la yihad del ayatolá Jomeini contra el Kurdistán.
En 1999, muchos jóvenes estudiantes murieron o fueron secuestrados durante el ataque llevado a cabo por las fuerzas iraníes. Muchas madres siguen buscando a sus hijos. Muchas otras perdieron a sus seres queridos en las protestas de 2009 contra los resultados de las elecciones. Otras perdieron a sus hijos en las protestas de diciembre de 1996. Otras madres perdieron a sus hijos durante las protestas de noviembre de 2019, cuando sus hijos fueron asesinados en la que fue denominada “Masacre de noviembre”. Hay otros miles de crímenes llevados a cabo, como las personas condenadas a pena de muerte. Cada día una madre se ve privada de su hijo, una esposa de su marido y una hermana de un hermano. Desde hace cuatro décadas, estas mujeres y madres viven solas con su dolor en una sociedad, en la que coexisten un sistema de dictadura islámica junto con el patriarcado.
Hoy, debido a las condiciones creadas por la sociedad y el gobierno, estas mujeres y madres saben que serán vulnerables si se quedan solas. Saben que el único camino para ellas es la solidaridad y la unidad. Tras el sangriento noviembre de 1998, las madres dolientes de esta masacre decidieron unirse. A pesar de las muchas diferencias lingüísticas y culturales en Irán, madres de diferentes regiones étnicas de Irán, como kurdas, baluchis, persas, turcas, árabes, lors y gilak, se unieron para tener una voz más fuerte contra la tiranía de la dictadura patriarcal y piden justicia. Estas madres están cambiando el discurso masculino en Irán a través de su proceso de búsqueda de justicia. A estas madres se las conoce como «las madres que reclaman justicia en Irán«.
Su número aumenta día a día, y sus voces se escuchan cada vez más entre el pueblo iraní. Son tan firmes en su camino hacia la justicia que muchos en la sociedad patriarcal de Irán han simpatizado con ellas. Las madres que reclaman justicia en Irán gritan unánimemente en el Día Internacional de la Mujer de este año: «Nuestros hijos están vivos en nosotras. Nunca morirán porque el grito de justicia nunca morirá. Absorberá las partículas del tiempo y acabará derrocando al dictador». Por último, Las madres que reclaman justicia en Irán preguntan a los medios de comunicación del mundo “si no es hora de que se hagan eco de nuestra voz y den a conocer al mundo nuestra causa”.