El país, que venía de su marzo más cálido en más de un siglo, ha enfrentado las temperaturas más altas en abril desde que hay registros mientras el 70% de su energía eléctrica se genera con la fuente más sucia: el carbón.
Por Pablo Rivas/El Salto diario
Quienes viven en el sur de Asia son uno de los grupos humanos que, históricamente, menos han contribuido a la emergencia climática global. Sin embargo, son de los que más van a sufrir —y están sufriendo ya— algunas de las consecuencias más duras de las crisis. En palabras de la investigadora del Instituto Indio para los Asentamientos Humanos y científica titular del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), Chandni Singh, relativas a lo que lleva ocurriendo semanas en India y Pakistán: “Esta ola de calor está poniendo a prueba los límites de la capacidad de supervivencia humana”.
Las cifras de la ola de calor —o las olas, tres han sido los episodios— son espeluznantes para las fechas: picos de 47ºC en zonas del norte y el noroeste y el centro de la India, con las temperaturas más altas en al menos 122 años, desde que se comenzaron a tomar registros meteorológicos en las áreas afectadas.
Se trata de un fenómeno que ha afectado también a Pakistán y que ha hecho que los registros estén más de seis semanas muy por encima de la media para estas fechas. Algunas áreas de este país llegaban a los 48ºC, tal como anunciaba el Departamento de Meteorología de Pakistán, con varias grandes ciudades con temperaturas superiores a 44ºC durante una semana, mientras que en la vecina India una megaurbe como Nueva Delhi, con una área metropolitana en la que viven cerca de 30 millones de personas, ha sufrido durante siete días consecutivos temperaturas superiores a los 40ºC.
En total, más de 1.000 millones de personas afectadas por un calor extremo que desde Naciones Unidas alertaban que tendría “múltiples impactos en cascada no solo en la salud humana, sino también en los ecosistemas, la agricultura y los sistemas de suministro de agua y energía, así como en sectores clave de la economía”. Todo ello con otro hito climático demasiado cercano: marzo fue el mes más caluroso en la India desde el año 1901.
Adaptación
El cambio climático está detrás de la crisis meteorológica asiática. Así lo afirmaba Singh, una de las expertas en emergencia climática más reconocidas de India ante las dudas planteadas sobre el origen del episodio desde algunos medios, aunque la afirmación había que tomarla “con matices”, según señala la investigadora del IPCC.
Las dudas las achacaba a un “precioso pero desafortunadamente fácilmente malinterpretable comunicado” de las Organización Mundial de la Salud realizado el 29 de marzo, en el que el secretario general de dicha organización, Petteri Taalas, indicaba que “es prematuro atribuir el calor extremo en India y Pakistán solamente al cambio climático”, aunque en el mismo texto posteriormente añadía: “Sin embargo, es consistente con lo que esperamos en un clima cambiante. Las olas de calor son más frecuentes e intensas y comienzan antes que en el pasado”.
Para dejar las cosas claras, Singh derivaba a las palabras de otra científica del IPCC, la climatóloga alemana Friederike Otto: “Saber si las olas de calor más impactantes de la actualidad podrían haber ocurrido en un clima preindustrial […] se está convirtiendo rápidamente en una pregunta obsoleta. La próxima frontera para la ciencia de la atribución será informar sobre la toma de decisiones de adaptación frente a un calor futuro sin precedentes”.
Más afecta, más se quema
“La verdad detrás de estas olas de calor es muy clara: los combustibles fósiles hicieron esto”, denunciaba Namrata Chowdhary, jefa de Participación Pública de la organización ecologista internacional 350.org. El IPCC ya había predicho que esta área del planeta, una de las más densamente pobladas, sería uno de los lugares más afectados por la emergencia climática. El último informe del organismo adscrito a la ONU deja aún más clara la senda a tomar si se quiere salvar el planeta de un calentamiento medio superior a 1,5ºC: acelerar el abandono de los combustibles fósiles, haciendo que las emisiones de gases de efecto invernadero toquen techo en 2025 y decrezcan un 43% en 2030 respecto a 2019, y un 84% en 2050.
Pero la paradoja se da en los lugares que menos han contribuido y que más sufren las consecuencias del cambio climático. Hoy en día, casi el 70% de la energía eléctrica en India es generada por la fuente más sucia y que más contribuye a la emergencia climática: el carbón.
De hecho, olas de calor como la que han sufrido India y Pakistán aumentan el consumo, generando más emisiones. Y si los problemas de suministro de carbón y los cortes de electricidad ya venían afectando a la India tras la era post covid, ahora el país se ha enfrentado a una ola de calor temprana sin precedentes con unas escasas reservas de este combustible fósil, lo que ha ampliado los cortes de suministro eléctrico y ha puesto sobre la mesa la necesidad de acelerar la transición energética en el país, así como de diversificar su mix energético.
El reto es mayor, teniendo en cuenta que es la región del planeta donde más va a crecer tanto la demanda de energía como la producción industrial en las próximas décadas, según las previsiones de la ONU. El primer ministro Narendra Modi, en la última cumbre del clima, ponía como fecha para que el país sea cero emisiones el año 2070, dos décadas más tarde que lo que planea la UE y EE UU, y una después que China. La celeridad del país en rebajar sus emisiones será determinante para el planeta: India es el tercer emisor de gases de efecto invernadero, tras China y Estados Unidos.
Modi anunció en la COP26 que el 50% de la electricidad india sería generada por fuentes renovables en el año 2050, incrementando su capacidad hasta los 500 GW para esa fecha. Sin embargo, los retos tecnológicos para integrar las energías renovables en la gran red eléctrica india son mayúsculos y ponen en duda ese hito.
Bajas reservas
Los problemas de abastecimiento de carbón hoy son críticos. Según los datos recopilados por Associated Press de la Autoridad Central de la Electricidad india, 94 de las 165 plantas de generación eléctrica a base del carbón del país tiene actualmente reservas muy bajas de combustible, un problema que afectará directamente al bienestar de millones de personas y a la economía india.
Ante los problemas de abastecimiento, el Gobierno indio aprobó recientemente que el alto coste del carbón importado pueda ser traspasado de las eléctricas a las empresas de servicios públicos, lo que para Bob Burton, editor del newsletter especializado en la industria del carbón CoalWire, “resume la contradicción de algunos países que probablemente serán los más afectados por el calentamiento global y que aún siguen adelante con nuevos proyectos de carbón: sufrirán un clima más cálido y costos más altos”.
Así, el sur de Asia está hoy ya en primera línea de los impactos climáticos. Como señalan desde 350.org, “el reciente informe de impactos climáticos del IPCC predice frecuentes temperaturas extremas y olas de calor en Asia, especialmente en las ciudades del sur de Asia densamente pobladas, donde las condiciones de trabajo se agravarán y el trabajo al aire libre durante el día se volverá peligroso”.
Por ello, urgen a los líderes del sur a tomar medidas urgentes para reducir una emisiones que les afectarán especialmente, y a los del norte que practiquen una justicia climática que exige que financien la transición energética de un sur global que no es el responsable principal de la crisis climática pero que sí es su principal afectado, un punto de escollo clave en las últimas cumbres del clima.
“Gran parte del sur de Asia podría volverse inhabitable si continúan las tendencias de temperatura, lo que podría conducir a una crisis humanitaria a gran escala”, añaden desde la organización ecologista internacional.
Por el momento, un leve respiro: el Departamento Indio de Meteorología señala que no se esperan condiciones de ola de calor en los próximos cuatro o cinco días en el noroeste, el centro y el este del país, solo en bolsas aisladas del Rajastán y Haryana, aunque diversas regiones del país podrían alcanzar aún los 44ºC.