La ciencia ha demostrado con el apoyo de numerosos antropólogos y estudios que avalan su linaje, que los grandes simios, homínidos no humanos, con los que compartimos un mismo ancestro común, son seres que se encuentran incluidos en nuestra propia familia. Ya no estamos solos, como hace décadas pensábamos. Ahora nuestra estirpe ha aumentado y como hermanos mayores tenemos el deber y la responsabilidad de cuidar a nuestros parientes más cercanos tratándolos con dignidad, respetando su hábitat, protegiéndolos de su extinción y acabar con su cautividad en beneficio y disfrute de los humanos.
Ya han pasado aquellos tiempos donde insensatamente y violando los derechos de los humanos, mostrábamos no hace mucho a familias indígenas secuestradas de sus aldeas con la intención de ser expuestas públicamente en las ciudades, en verdaderos zoos humanos, donde hasta en los periódicos de la época anunciaban las horas en las que se les daba de comer. Y Madrid no se salvó de ello.
Hoy sin duda, nos avergüenza estas prácticas inhumanas que se hacían a veces por negocio económico y otras en nombre de una ciencia que aún no estaba madura en cuanto a la defensa de la biodiversidad y que consideraban a los pueblos indígenas como razas salvajes que no tenían derechos, ni si quiera a la vida.
Pero hemos avanzado y abierto la mente, como para comprender cual equivocados estábamos y que los pueblos originarios son los grandes triunfadores de la humanidad porque a pesar de todos los desmanes y genocidios que han sufrido, ahí siguen en pié de lucha defendiendo sus derechos y su tierra, defendiendo el bienestar de la humanidad que no es otro que la conservación de nuestros ecosistemas, verdaderos corazones de nuestro único planeta. Y si, aún se les sigue asesinando porque estorban, pero las leyes internacionales al menos les amparan en la llama de la verdad.
Ahora también, los homínidos no humanos, gente de nuestra familia como son los chimpancés, los gorilas, los orangutanes o los bonobos, deben ser protegidos como se merecen, no deben ser sometidos a la esclavitud, a la experimentación, al maltrato, al tráfico de especies, a no ser ridiculizados y a la necesidad imperiosa de preservar sus poblaciones en libertad. Es hora de que tengan una oportunidad, una herramienta con la que poder ayudarles en la defensa de sus derechos básicos.
Ya sabemos por la cantidad de informes científicos existentes, que los grandes simios en general comparten con nosotros numerosas capacidades cognitivas, tienen cultura propia en la que cada población en libertad posee una extraordinaria riqueza de comportamientos culturales, utilizan herramientas, realizan golpes en los árboles caídos como si fueran tambores para comunicarse, fabrican lanzas para cazar, algunas poblaciones de chimpancés viven en cuevas como nuestros ancestros, aprenden el lenguaje de signos humanos para comunicarse con el cuidador y entre ellos, aprenden un lenguaje de más de 600 símbolos con su significado, comprenden palabras abstractas, cuando están enfermos utilizan plantas medicinales, poseen el sentido del tiempo, comparten con nosotros numerosas posturas gestuales con las manos y brazos, pueden morir de pena y lloran por sus muertos, tienen un gran apego a su familia como todos los homínidos los tenemos, se besan y abrazan como nosotros, tienen huellas dactilares únicas como los humanos, la sangre del chimpancé y bonobo tienen los mismos parámetros que nosotros y así podría continuar con muchas más semejanzas.
De forma continuada se publican estudios de nuevos descubrimientos que nos acerca cada vez más como hermanos evolutivos. Por ello ha llegado la hora que por fin podamos mostrar nuestro profundo respeto a otros miembros de nuestra familia, otorgándoles una serie de derechos como hermanos mayores que les dignifique como especie. Ellos, los grandes simios, son también partícipes de la propia historia de la humanidad.
Tras más de dos décadas luchando desde el Proyecto Gran Simio para que se les reconozcan el valor que tienen dentro de nuestro pequeño mundo, hemos sabido entender y comprender que ellos tienen también su lugar y su sitio en nuestra familia, que han sufrido al igual que nosotros un largo camino de dificultades, que compartimos juntos un mismo enlace común. La Dirección General de los Derechos de los Animales dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales y Agenda 2030, tiene por fin en su agenda elaborar una Ley de Grandes Simios, necesaria en España para proteger a los que se encuentran cautivos.
Ya en 2008, la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de los Diputados, aprobó una Proposición No de Ley en la que estaban de acuerdo con los objetivos del Proyecto Gran Simio, aumentar las ayudas a Proyectos de Conservación “in situ” y a elaborar una Ley de grandes simios. El Gobierno de España si apoyó diferentes proyectos de conservación, se prohibió en España la experimentación con grandes Simios, pero sin embargo la Ley quedo olvidada debido posiblemente a la polémica planteada por la oposición y medios de comunicación afines, que no quisieron entender cuál era el objetivo real y la situación en que se encontraban los grandes simios y el por qué se les pedía una ley específica para ellos. Ahora por fin, en esta Ley que de nuevo está teniendo dificultades antes ni si quiera de ser presentada al público, debe de ser aprobada y apoyada por todos los partidos políticos, apoyada por la sociedad y por grupos ecologistas y animalistas. Greenpeace España, WWF España, el Comité Español de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la Asociación Parlamentaria para la Defensa de los Animales (APDDA), Adda, Fundación phi, Fundación Naturaleza y hombre, Asanda, Atea, Depana, ANPBA y muchas otras instituciones, se han sumado a la petición por una Ley de grandes simios. En change.org ya van más de 118.442 firmas en apoyo a la Ley.
Tenemos una oportunidad única y es por ello, que por parte del Proyecto Gran Simio, hemos solicitado que se incluya en el texto de la Ley, una serie de propuestas en las que resumiré algunos de sus puntos. Esta ley que será única en el mundo, España será la primera en reconocer algunos derechos a nuestros hermanos más pequeños en este difícil andar de la evolución y que se ha complicado mucho más por el precipitado cambio climático ocasionado precisamente por el hermano mayor de los homínidos. Habremos avanzado de esta forma en la dignidad de nuestra propia existencia, en el cumplimiento de nuestras propias leyes y en la esperanza para que los homínidos no humanos puedan seguir su camino en el respeto al que nos debemos como miembros de una misma familia.
Algunas propuestas elevadas a la Dirección General de los Derechos de los Animales (ver texto completo)
- Fin de los programas de reproducción en cautividad.
Los programas de reproducción, no sirven más que para seguir aumentando la colección de los zoos o suplir a los que fallecen. Científicamente no hay estudios que apoyen estos programas de reproducción en cautividad; solo está promovido por la Asociación Europea de Zoos y Acuarios, sin científicos independientes.
• Fin de los traslados entre los zoos por razones de reproductividad.
Se realizan frecuentes traslados entre un zoo y otro e incluso a otros países, solo y exclusivamente con el fin de la reproducción, separando para siempre a los simios de sus familias y otros seres queridos. Si evitamos los nacimientos en cautividad, los traslados serian innecesarios.
Solo se permitirán los traslados cuando ello suponga una notable mejora en su calidad de vida y nunca para que se reproduzca.
- Todos los grandes simios, en la medida de lo posible, deberían ir saliendo gradualmente de los zoos y reubicándose en dirección a santuarios.
Un informe detallado escrito por Bob Jacobs, profesor de neurociencia de Colorado College en conjunto con la Doctora Lori Marino, presidenta del Whale Santuary Project y ex profesora principal de la Universidad de Emory, aclaran que mantener a los grandes mamíferos en zoológicos y acuarios daña sus cerebros. La cautividad ejerce una presión cruel neuronal en ellos. Y lo explican con todo lujo de detalles.
- Fin de la cautividad de los grandes simios a largo plazo.
Según vayan falleciendo los grandes simios que se encuentren cautivos, las jaulas deben quedar vacías sin ningún otro gran simio que ocupe su lugar, venga de donde venga.
- Condiciones de los recintos de grandes simios en cautividad durante el proceso de adaptación a la normativa.
Mientras que sigan viviendo los grandes simios y no puedan llevarse a santuarios específicos, deberán vivir en condiciones de dignidad, con una serie de normas obligatorias. - Creación de un Consejo Consultivo Ciudadano para la atención y bienestar de los grandes simios, en el que uno de sus miembros deberá ser una persona de o propuesta por la Dirección General de los derechos de los animales, todos ellos ajenos y sin vínculos con zoos.
- Sobre la eutanasia.
Solo se aplicará en los casos en que no exista más remedio y como último recurso, siempre en beneficio de ellos tanto por fuertes dolencias o enfermedad muy grave.
- Protocolos preparados en caso de emergencia.
Si por incendios, inundaciones, terremotos, temperaturas extremas o otra causa, hubiera que evacuar de forma urgente a grandes simios de las instalaciones, se tendrá previsto en todo momento de un protocolo de actuación en el que dependiendo del número de cautivos que se encuentren, se tendrá preparado transportes especiales de seguridad así como el preparado de las anestesias necesarias para la evacuación.
- Prohibición de la utilización de grandes simios en espectáculos públicos así como explotación de su imagen, anuncios, videos publicitarios de marcas, películas, todo ellos con fines lucrativos.
- Prohibición del maltrato, tanto físico como psicológico.
- Una vez que un homínido no humano entre en un centro de primates o santuario, se prohíba que sea entregado posteriormente a un zoo, sean por las causas que sean.
A primeros del 2023, se va a estrenar en toda España, la película “Persona no humana”, en la que relata la historia de la orangutana Sandra y la chimpancé Cecilia que por sentencia han sido declaradas “personas no humanas”. La sensibilidad de la misma, el gran esfuerzo cinematográfico, la calidad de sus directores, la intervención de numerosas personas científicas y la historia de los dos homínidos de diferentes especies cautivos, no dejarán indiferente a nadie y nos pondrán en evidencia de cómo estamos tratando a nuestros hermanos evolutivos.
La sociedad mundial debe darse cuenta que no estamos solos en este único planeta, que no tenemos otro a donde ir, que también este espacio lo comparten con nosotros otros homínidos no humanos, que además existen numerosas otras especies que también tienen el derecho a la vida y a su desarrollo evolutivo. Respetándonos unos a otros, podremos avanzar con seguridad en nuestro camino hacia el futuro como especie.
espetando la biodiversidad, los ecosistemas planetarios y la vida en general, podremos entonces estar orgullosos de nuestro apellido científico “sapiens” que significa “sabio”, y que fue acuñado por Carles Linneo en 1758 en su Sistema Naturae, Décima Edición, Volumen 1, página 20.
Nuestros hermanos evolutivos esperan a que demos un paso importante a favor de sus derechos. Ellos ya con su exterminio y cautividad han pagado altamente el progreso de nuestra civilización y ahora les tenemos que demostrar que ellos nos importa, que no podemos permitir que nuevamente se extingan homínidos de nuestra familia y que dentro de 100 años los tengamos que buscar bajo la tierra como ahora lo hacemos con el resto de los homínidos que nos han precedido.
Si hacemos caso a la ciencia en sus múltiples disciplinas, también la tenemos que hacer caso cuando abiertamente nos están demostrando la gran cercanía que tenemos con los grandes simios y la importancia para conocer nuestra propia existencia, el comienzo de la humanidad. ¿Qué perdemos por intentarlo? ¿Qué dificultad existe que los homínidos no humanos salgan de los centros de cautividad y se protejan sus poblaciones en libertad? ¿Qué les respetemos como hermanos evolutivos sacando una Ley que apoye sus derechos básicos? No supone un gasto público, solo un avance de la conciencia humana. Algo perderán los que se lucran con ellos exhibiéndoles, pero para ello pueden reconvertirse, cambiar de paradigma, buscar opciones más educativas que exponer a seres sin vida cultural en recintos cerrados. No podemos quedarnos anclados en el pasado. No podemos cerrar los ojos a las evidencias científicas cuando nos interesa y abrirlos en aquellas circunstancias que nos favorezcan.
Los grandes simios son nuestros hermanos evolutivos y como tal, es nuestra obligación poner fin a su cautividad y a los derechos que les corresponda como especies vivas. Una ley de grandes simios o de homínidos no humanos, como se quiera que se llame, es lo menos que podemos hacer para preservar su cultura y así reconocer nuestra hermandad con ellos.