La política del partido conservador no logró recuperarse de la crisis que desató su polémica propuesta de reforma fiscal.
«No puedo cumplir el mandato para el que fui elegida», dijo quien se acaba de convertir en la jefa de Gobierno más breve de toda la historia del Reino Unido.
El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, exigió elecciones generales: «Tras 12 años de fracaso conservador, el pueblo merece algo mejor que esta puerta giratoria del caos».
La primera ministra británica, Liz Truss, anunció este jueves su dimisión como líder del Partido Conservador y dejará la jefatura del Gobierno en cuanto se elija a su sucesor, apenas 45 días después de haber sido designada en el cargo por la ya fallecida reina Isabel II.
«Reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato para el que fui elegida por el Partido Conservador. He hablado con su majestad el rey para decirle que renuncio como líder del Partido Conservador», dijo en un breve mensaje a las puertas de la residencia en el 10 de Downing Street.
Truss explicó que esta mañana se reunió con el presidente del Comité 1922 -que agrupa a los diputados «tories» sin cartera-, Graham Brady, y ambos convinieron en que la elección interna para nombrar a un sucesor se celebre «la semana próxima».
Mientras, la primera ministra continuará en funciones.
Truss comenzó su declaración haciendo referencia al «momento de gran inestabilidad económica e internacional» en la que llegó al cargo, que asumió el pasado 6 de septiembre tras vencer en unas primarias partidarias.
«Hemos ofrecido resultados en las facturas energéticas y rebajando la cotización social. Hemos planteado una visión para economía de baja fiscalidad y alto crecimiento que aprovecharía las libertades del Brexit», consideró Truss, antes de reconocer que en la actual situación no podrá cumplir sus objetivos.
En las últimas horas, el número de diputados conservadores que pedían su dimisión se había disparado, lo que hacía prácticamente insostenible su continuidad al frente del Ejecutivo.
Truss se hallaba en la cuerda floja desde que. el pasado 23 de septiembre, la presentación de su plan fiscal, con una masiva bajada de impuestos, había sembrado el caos en los mercados y despertado la desconfianza en la economía británica.
La decisión llega un día después de que Truss afirmara que iba a luchar por mantenerse en el cargo, pese a las presiones desde dentro y fuera de su partido para que abandonase Downing Street y las turbulencias que atraviesa su gobierno.
Recién la última jornada su gobierno había sufrido un nuevo golpe, luego de que la ministra de Interior, Suella Braverman, dejó el cargo tras haber cometido el «error» de compartir información confidencial a través de su teléfono personal.
El líder del Partido Laborista británico, Keir Starmer, en la oposición, exigió este jueves la convocatoria de elecciones generales «ahora», ya que «debemos tener la oportunidad de un nuevo comienzo».
«El Partido Conservador ha demostrado que ya no tiene mandato para gobernar. Después de 12 años de fracaso conservador, el pueblo británico se merece algo mucho mejor que esta puerta giratoria del caos», afirmó Starmer en una declaración.
Resaltó que en los últimos años los conservadores «destrozaron nuestras instituciones y crearon una crisis del coste de vida» y acusó al partido en el Gobierno de haber «derruido la economía», por lo que «no tienen mandato para someter al país a otro experimento más».
Los británicos, subrayó Starmer, «deben tener la oportunidad de comparar el caos de los conservadores con los planes laboristas para solucionar su desorden, hacer crecer la economía para los trabajadores y reconstruir el país para un futuro más justo».