Una agenda de desarme para salvar la humanidad y nuestro futuro
La Semana del Desarme busca promover el conocimiento y mejor comprensión de los temas de desarme y su importancia transversal.
A partir del 24 de octubre, aniversario de la fundación de las Naciones Unidas, la celebración anual de una semana de duración se convocó por primera vez en el Documento Final del período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de 1978 sobre el desarme (resolución S-10/2).
En 1995, la Asamblea General invitó a los gobiernos, así como a las organizaciones no gubernamentales (ONG), a seguir participando activamente en la Semana del Desarme (resolución 50/72 B, 12 de diciembre de 1995) para promover un mejor entendimiento del público de los asuntos de desarme.
A lo largo de las décadas, los países han proseguido el desarme para construir un mundo más seguro y para proteger a la humanidad. Desde la fundación de las Naciones Unidas, el desarme y el control de armamentos han desempeñado un papel fundamental en la prevención y en la resolución de las crisis y los conflictos armados. Las tensiones y los peligros intensificados se resuelven de una manera mejor a través de diálogo político y negociaciones serias en vez de más armas.
Las armas de destrucción masiva, en particular las armas nucleares, todavía representan una preocupación primordial, debido a su poder destructivo, poniendo en riesgo a la humanidad. La acumulación excesiva y el comercio ilícito de armas convencionales arriesgan la paz y la seguridad internacionales además del desarrollo sostenible, mientras que el uso de armas convencionales pesadas en zonas pobladas pone en grave peligro a los civiles.
Las tecnologías nuevas e emergentes aplicadas a las armas, como la autonomía, arriesgan la seguridad mundial y han sido objeto de una mayor atención por parte de la comunidad internacional en los últimos años.
Las medidas de desarme se prosiguen por muchas razones, entre ellas el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, la defensa de los principios de humanidad, la protección de los civiles, la promoción del desarrollo sostenible, el fomento de la confianza entre los Estados y la prevención y el fin de los conflictos armados. Las medidas de desarme y control de armamentos contribuyen a asegurar la seguridad internacional y humana en el siglo XXI y, por lo tanto, deben formar parte integrante de un sistema de seguridad colectiva creíble y eficaz.
Las Naciones Unidas siguen celebrando los esfuerzos y la participación de una serie de agentes que contribuyen a un futuro común más seguro y pacífico a través de actividades de desarme, control de armamentos y no proliferación.